Augusto se estaba marchando cuando algo golpeó su espalda, al darse la vuelta vio un rastro de sangre que terminaba en los brazos de Amanda:
―Quisiera creer que esta vez es la definitiva ―dijo ella―, pero esta historia no tiene fin.
Amanda le imploraba ese golpe final, pero Augusto seguía estirando la situación.
―Me tenés entre la pena y la gloria, Augusto. Andate de una vez y hagamos de cuenta que algún día te olvidaré.
Amanda encendió un cigarrillo mientras Augusto seguía parado en la puerta. El cigarrillo se consumió al instante y el fuego llegó hasta su interior, obligándola a quitarse toda la ropa. Desnuda, se clavó los dedos en el centro del pecho desgarrándose la piel; luego, exhalando un profundo grito de desesperación, comenzó a separarse las costillas hasta abrir por completo su caja torácica. Augusto pudo ver las vísceras de su amada, aquellas vísceras que él había dañado durante tantos años. Allí había una faringe anudada, un estómago ulcerado y hasta un hígado infectado.
―Acá tenés mi corazón, está bombeando para vos.
Él se acercó y vio que allí tenía una decena de cuchillos clavados. Augusto tomó uno de los cuchillos y se lo sacó sin saber que ya formaba parte de su cuerpo, por lo que Amanda comenzó a desangrarse frente a sus ojos.
La habitación comenzó a inundarse de fluido vital pero Augusto seguía enmudecido ante la situación. Transcurrieron varios segundos y, cuando sus zapatos se tiñeron de rojo, pronunció la frase más elocuente que se le pudo ocurrir:
―No sé qué decir…, mejor hablemos en otro momento.
Amanda volvió a cerrar su pecho como lo hacía siempre y encendió otro cigarrillo.
ay! son ideas o la Amanda se parece a una amiga mía,que se siente desalmada por estos dias, y abriendose el corazón a cada rato,sadica,paranoica,enferma,bruta! Amanda del carajo!..no se pero quede como con rabia! tipica misera historia de amor y entrega, me gustó... mucho!me encantó y me la llevo profundamente jijiji apropósito esa imagen la estaba buscando.... te dejo mis mejores chocobesotes hoy con cariño!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, Ady. Me alegro de te haya gustado y a la vez te haya dejado como con rabia.
BorrarUn saludo para vos y otro para tu amiga :)
Me encantó! Una fuerte metáfora con kilos de verdad... Saludos!!!
ResponderBorrarMe alegro de que así sea, Diana. Gracias por tu comentario.
BorrarUn saludo!!!
Eso es lo importante, amigo!, que lo hayas disfrutado. Me alegro.
ResponderBorrarUna metáfora cruda bien ejecutada.
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, Jhon.
BorrarAmor de bisturí. Tan crudo como el amor de novela... pero real como la vida sanguinaria y cruel. Bravo Fede!
ResponderBorrarGenial comentario, Miguel Ángel; preciso como un bisturí.
BorrarMagistral forma de describir el dolor y los sentimientos de la protagonista. Visceral, y poderoso relato. Buenísimo. Saludos.
ResponderBorrarVisceral en el sentido estricto de la palabra. Me alegro de que te haya gustado, Ricardo. Muchas gracias por el comentario.
BorrarQué metáfora más acertada del sufrimiento de una mujer que ama sin ser correspondida. En definitiva, de una mujer que sufre. Me ha recordado esas imágenes del corazón de María, traspasado por siete cuchillos, que son sus siete grandes dolores. Magnífico, Federico.
ResponderBorrarSacarle esos cuchillos la dejaría sin corazón.
BorrarMe alegro de haber acertado en tu opinión, Fernando. Gracias por el comentario, amigo.
Un saludo.
Tremendo relato, y original como siempre. Es verdad que hay mujeres como Amanda, y es triste. También hay hombres como Augusto, y eso es más triste aún. Una metáfora muy elocuente sobre aspectos humanos muy complicados. Genial!
ResponderBorrarUn abrazo.
Te agradezco tus palabras, Julia.
BorrarEs triste que esas cosas sucedan, pero me alegra tu opinión de mi relato.
Abrazo grande.
Magnífico relato, Federico. Impactante manera de transmitir el sentir de Amanda.
ResponderBorrarMuy interesante tu blog, saludos.
Muchas gracias por el comentario, Sal Yin. Me alegro de haberte impactado y de que te haya resultado interesante mi blog.
BorrarUn saludo.
Pasión, amor, dolor... y una manera de expresarlo muy interesante. Me fascina el concepto de arrancarse el corazón, yo recurro mucho a él, hay veces que me es inevitable.
ResponderBorrarMe encantan tus cuentos
Saludos
Muchas gracias por el comentario, Mar. Me alegro de que te gusten mis cuentos.
BorrarNos seguimos leyendo. Cuídate el corazón.
Saludos.
Impactante y muy bien estructurado! Hay que ver lo que da de sí una mente matemática!
ResponderBorrarGracias por el comentario, Paola!
BorrarMuy bueno y original, maestro Federico, un relato crudo metafórico y surrealista. Hay veces en que querer sacar el cuchillo puede hacer más daño, el problema fue clavarlo a la primera... Soberbio! Un abrazo!
ResponderBorrarAsí es, el cuchillo clavado ya era parte de su corazón, ya no se podía deshacer el daño ocasionado.
BorrarMuchas gracias por dejar tu comentario, Alonso. Abrazo grande!
Genial!!! Aunque pobre amanda al vivir en el limite entre la pena y la gloria!! Augusto si le ha hecho mal pero el mayor daño fue el haber dejado su corazon tan expuesto, tanto asi q cualquiera q intente quitarlo terminara matandola aun más!!
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, Jacqueline!
BorrarEspero que algún día el corazón de Amanda logre sanar.
Mis mejores deseos para ella y también para ti.
Hola Fede, he vuelto para leer tus nuevos cuentos, que emoción!
ResponderBorrarEste micro-relato está muy bueno, me recuerda al abuso y violencia que muchas mujeres llevan en silencio. Saludos desde Chile
Una alegría verte de nuevo por aquí, Arteriola.
BorrarGracias por el comentario!
Saludos desde Argentina.