Relájate, te noto tensa.
Pensar que alguna vez me dijiste que no… Me gustó ese juego. Me gustó perseguirte como a un animal y hacerte mía para siempre.
Pensar que alguna vez me dijiste que no… Me gustó ese juego. Me gustó perseguirte como a un animal y hacerte mía para siempre.
Hoy solo deseo contemplarte; podría pasar
horas frente a ti mientras mis labios, que fantasean con los tuyos, se reflejan
en el vidrio de tus ojos.
¿Qué ocurre?, ¿quieres decirme algo? No
hace falta, puedo oír tus pensamientos. Me tomó tiempo, pero logré aprender tus
horarios y movimientos; hoy te conozco tanto como a mí mismo.
Tranquila, o también me pondré nervioso;
y no queremos eso. Me inquieta pensar en la posibilidad de perderte, en no
peinar tu cabello, en no volver a vestirte y desvestirte a mi gusto.
No me mires así, ya estás provocando que me den comezones en todo el cuerpo. ¿Recuerdas lo que sucedió el otro día? No quiero volver a romperte los brazos; tienes suerte de que hoy esté calmado.
Pensar que alguna vez me dijiste que no…,
pero todo valió la pena, en especial las costosas clases de taxidermia.
si muy buen relato, buen amor,y buena pasión,gracias por compartirlo;)
ResponderBorrarGracias a vos por tu comentario, Ady.
BorrarAbrazo!
Genial, Federico. Un final que pone los pelos de punta. Me gustó mucho ese inteligente uso del ''vidrio de tus ojos''; una vez que terminas el relato, se convierte en un tenebroso sarcasmo.
ResponderBorrarSaludos.
Me alegro de haberte puesto los pelos de punta, Ricardo.
BorrarDe las pistas que puse en el relato, el "vidrio de tus ojos" es la que más me gusta; qué bueno que hayas destacado esa frase.
Saludos.
Hay amores que matan, pero que perduran para siempre. Un gran relato, inquietante y romántico al mismo tiempo.
ResponderBorrarPorque amores que matan, nunca mueren...
BorrarGracias por el comentario, Santiago!
Saludos Federico, muy buen relato e impresionante al final. OMG, taxidermia. Bueno, a veces se busca lograr y hacer perdurar el amor de formas increíbles. Éxitos!
ResponderBorrarGracias por tu comentario, Mery; perdurará en mi blog por siempre.
BorrarUn saludo!
hay personas que aceptan un no por respuesta...! eres genial Federico! Sigue así, se disfrutan mucho tus relatos!
ResponderBorrarGracias, Carlos. Tus palabras me dan mucho ánimo para hacerlo.
BorrarAbrazo grande!
Haces respirar su tensa locura. ¡Muy bueno!
ResponderBorrarMe alegro de haberte hecho respirar su locura. Espero que no me rompas los brazos.
Borrar¡Gracias por tu comentario!
En tan poquitas palabras, y como llenan de tensión. Muy buen Micro, creo que todos hemos podido respirar su locura. Un abrazo.
ResponderBorrarGracias por haber venido a respirar un poquito de locura. Aprecio tu comentario.
BorrarAbrazo, Jordi!
Escalofriante! Un sorprendente final que deja sabor a clásico del mejor terror. Bravísimo Fede!
ResponderBorrarMe alegro de haberte sorprendido, Miguel.
BorrarAbrazo, amigo!
Un placer leerte Federico, como de costumbre. Gran relato.
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras, un placer leerlas.
BorrarUn abrazo!
Hummm..con un mundo tan negativo, tal vez sea hora de volver a clase. Excelente Federico
ResponderBorrarAsí es, hay que volver y perfeccionarse en taxidermia.
BorrarMuchas gracias por tu comentario, María!
sorprendente...la forma en que llegan las palabras de verdad que intenso...
ResponderBorrarMe alegro de haberte sorprendido, Vivi.
BorrarGracias por tu comentario!
Muy bueno! La taxidermia debe ser como el botox.
ResponderBorrarTenés razón con lo del botox! No es para asustarse con la taxidermia, no son tan distintos.
BorrarGracias por tu visita y comentario, Luciano.
Muy bueno Fede.
ResponderBorrarSe podía vislumbrar algo horroroso pero no me esperaba una resolucion de ese tipo.
Brillante y muy imaginativo.
Abrazo
Gracias por tus palabras, amigo.
BorrarAbrazo grande, Richard. Nos seguimos leyendo.
Un auténtico psicópata tu personaje, Federico. En la mejor tradición de Norman Bates y su santa madre momificada. Fantástico, amigo
ResponderBorrarGracias por el comentario, Fernando.
BorrarNorman es un gran psicópata, tanto el del libro como en la versión cinematográfica. A éste le falta controlar sus nervios y dejar de romper los brazos de su amada; restaurar una pieza disecada es muy difícil.
Abrazo, amigo.
Muy curioso y bien plantado. Estupendo
ResponderBorrarGracias por tu visita y comentario, Paola!
Borrar¡Muy bueno! Un amor enfermizo y escalofriante, me fascina. Todo es mejor si se mezcla el amor y el terror... Un abrazo!
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, ZOAN.
BorrarComo bien dijiste, esta es una historia de terror y de amor; enfermizo, pero amor al fin.
¡Abrazo!
¡Vaya giro más inesperado! De una pasión sin igual al asco más intenso. Muy bueno. Un microcuento que lo tiene todo.
ResponderBorrar¡Besos! ^^
Me alegro de que te haya dado asco el giro, Carmen :)
BorrarMuchas gracias por tu comentario.
¡Besos!
Con este micro se hace cierta la frase que dice "hay amores que matan".
ResponderBorrarTerrorífico, Federico, me estaban dando escalofríos porque tanta calma "postiza" en las palabras del prota solo podían presagiar un fnal terrible, y así ha sido. Buenísimo, como siempre!!
Un gran abrazo, que tengas un estupendo domingo :)
Muchas gracias por las palabras, Julia! Me alegro de que te haya parecido terrorífico :)
BorrarAbrazo grande! No seguimos leyendo.
Vaya forma de querer eternizar su amor. Me hago de los diálogos y no sé que es peor; vivir sin ella o tenerla a ese precio. Como quiera que sea están juntos "Para siempre".
ResponderBorrarAunque me sorprendiste con el final debo confesar que sospeché con esto "me gustó perseguirte como a un animal y hacerte mía para siempre" que a mi juicio se enlaza con la fase final.
Saludos Federico.
Así es, AileeN; esa es una de las cuestiones que plantea este cuento.
BorrarEl relato tiene varias pistas porque no quería que el giro saliera de la nada, sino que sea fiel al protagonista y a sus expresiones; aunque eso me costara algunas sospechas.
Muchas gracias por tu reflexiva lectura y comentario. ¡Saludos!
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un beso te cerrara la boca.
ResponderBorrarExcelente mi hermano. Saludos.
Perfecta la cita, Alejandro. El protagonista del cuento llevó al extremo su deseo de contemplar a su amada.
BorrarMe alegro de que te haya gustado, hermano. Saludos!
Terrorífica forma de amar.
ResponderBorrarTe pillé desde el inicio.
Muy buen micro y muy bien contado. El final congela la sangre.
Un gran, gran abrazo.
Gracias por el comentario, Lucía. Me alegro de haberte congelado la sangre.
Borrar¿Así que me pillaste? No me sorprende, en los últimos meses te has vuelto una asidua lectora de relatos de terror.
Abrazo grande.
Para siempre suya, loco amor sin duda.... sólo Genial!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario, Maríjose.
BorrarUn abrazo!
Eternizarla con la taxidermia... un gran acto de un amor que no acepta un "no" por respuesta y que espera reflejarse siempre en el vidrio de sus ojos. Que gran honor para esa pobre víctima de un amor demente... Espeluznante, mi estimado maestro Federico. Un abrazo con disolución al 40% de CH2O o metanal!
ResponderBorrarMe has dejado con los ojos vidriosos de la emoción con ese comentario.
BorrarMe alegro mucho de que te haya parecido así, amigo.
Un abrazo, Alonso!!
Taxidermia (soy medio ignorante tuve que googlearla para conocer el final jajajaja).
ResponderBorrarBueno ahora que se que es puedo opinar.
Este es uno de tus relatos que me encantan, cuando lo que llaman amor no conoce limites y brinca a la psicosis.
Como siempre y seguiré diciéndolo en cada uno de tus relatos encantador.
¡saludos!
Me alegra que te haya parecido así, Tere.
BorrarEs cierto, lo que llaman amor a veces es locura y obsesión.
Cuídate de los taxidermistas enamorados.
Saludos!