La primera vez que lo vi creí que era una persona normal. Se podía pasar horas hablando con él sin notar la menor extrañeza. Alguien me contó que fue el único de su familia en sobrevivir a un terrible accidente; jamás lo habría imaginado, pues siempre estaba sonriendo.
Un día interrumpió una conversación de lo más interesante con un gesto casual:
―Debo retirarme, mis pájaros no se entrenarán solos.
Por supuesto que lo tomé como una metáfora; aunque ahora que lo pienso, ¿a qué otra cosa se pudo haber estado refiriendo?
Como era un hombre muy agradable, un día se lo pregunté. Me dijo que estaba entrenando a una docena de aves para atarlas a una bicicleta y saltar desde un acantilado. Intenté entonces hacerlo regresar del umbral de su locura, pero mi soliloquio no cambió su parecer:
―Lo sé ―me dijo―, en el fondo lo sé, pero ¿qué otra opción tengo más que la de vivir en una fantasía?
El día llegó y entonces lo vi; surgió del horizonte con una rechinante bicicleta y no más de doce aves atadas al manubrio.
Comenzó a avanzar hacia el precipicio mientras yo lo seguía con la vista; pero en el instante final, cuando estaba a punto de saltar, no pude evitar cerrar los ojos. Al abrirlos no volví a ver a mi amigo, y entonces fui corriendo hasta el borde del acantilado; aunque ahora que lo pienso, ¿qué otra cosa esperaba hallar más que un cadáver aplastado contra la roca?
Entonces, riéndose de Galileo, lo vi elevarse junto a sus pájaros como en un sueño.
Y pensar que la primera vez que lo vi creí que era una persona normal…
Bravo Federico, excelente relato. Da mucho que pensar. Un abrazo
ResponderBorrarGracias, Jordi. Me alegro de que te haya gustado y te haya dado que pensar.
BorrarAbrazo!
Un bellísimo relato. Poesia hecha cuento. Una historia original y muy bie escrita. ¡Bravo!
ResponderBorrarMe alegro de que te haya gustado.
BorrarAgradezco tus palabras, Alberto.
Me ha encantado que a la locura se le de una vuelta de un modo tan mágico. ¡Enhorabuena!
ResponderBorrarMe alegro mucho, Víctor. A mi también me encantó tu comentario.
BorrarNada es lo que parece cuando de personas excepcionales se trata...
ResponderBorrarMe gusta mucho el relato, como siempre haces alarde de una imaginación prodigiosa y una gran facilidad para llevarnos contigo a cualquier cosa que hayas imaginado. Genial!!
Un beso.
¡Gracias, Julia! Un placer recibir tu comentario.
BorrarNos seguimos leyendo.
Abrazo grande.
Muy bueno Federico, nunca terminamos de conocer a las personas, igual aquellas que nos parecen tan normales resultan las que más nos impresionan. que aquellas que nos parecen tan grandiosas terminan siendo de lo más ordinario. saludos.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu visita y por dejar tu reflexión, Angélica.
BorrarSaludos.
Hola Fede.
ResponderBorrarDebió ser muy delgado para que las aves hayan podido con él y la bicicleta.
Me ha encantado tu micro y lo que más me ha gustado es que no da miedo; al final deja una linda enseñanza: Si sigues tu sueños, crees en ellos, perseveras, buscas como lograrlo, el cielo te abrirá sus puertas.
Un gran abrazo Fede.
Me hizo sonreír el comentario de su delgadez.
BorrarMuy buena tu reflexión, Lucía.
Abrazo grande.
Una magnífica locura bien desarrollada. Lo mejor del relato es la idea tan original. Muy bueno Federico.
ResponderBorrarGracias, Santiago.
BorrarHabrás venido en busca de terror, pero al menos encontraste un relato con algo de locura.
Muy original. Seguiré espiando tu blog.
ResponderBorrarYo también intento hacer relatos (Con mayor o menor fortuna según el día):
http://vestirmedepayaso.blogspot.com
Eres bienvenido, Jhon. Gracias por tu comentario.
BorrarTambién te visitaré.
¿Sueños de cordura o de locura? ¿Un cuento, un relato de una pluma maestra? Me quedo con la impresión de cosas descritas sacadas imaginadas o no, de la mente soledad de vida. Genial, no he visto otro microrelato de igual envergadura.
ResponderBorrarMuchísimas gracias por tu comentario, Ildefonso.
BorrarAbrazo grande.
¡Muchas gracias, David!
ResponderBorrarMe alegro de que te gusten mis letras.
Abrazos.
Qué buen relato. En realidad, qué es normal?! Algo muy subjetivo, aunque no debería. Muy, muy lindo relato, Éxitos!
ResponderBorrarGracias, Mery.
BorrarExacto; la normalidad es subjetiva.
Abrazo!
Hermosísimo cuento éste, muy bien contado además. Felicitaciones!!!
ResponderBorrarMuchas gracias por tu comentario, Amílcar.
BorrarNos haces volar con estas cosas. El cuerpo del relato es fascinante y el final tan optimista que resulta tierno. Abrazo amigo!
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras, amigo.
BorrarAbrazo, Miguel!
Fantastico Fede.
ResponderBorrarBrillante.
Abrazo.
Muchas gracias por el comentario, Richard.
BorrarAbrazo, amigo!
Extraordinario, imaginar que esperaba un oscuro final. Te felicito, un abrazo Fede.
ResponderBorrarTe lo agradezco mucho, David.
BorrarOtro abrazo para vos, amigo!
A veces las personas más tristes son las que más sonríen. Me llamo la atención el título porque aun no logro definir la palabra "normal", para mí las personas que se jactan de normales son las más raras.
ResponderBorrarsaludos
Cada uno tiene su propia definición de "normal". Tal vez el narrador sea más raro que el hombre de la bicicleta.
BorrarAprecio tu visita y comentario, Gabriela.
Saludos.
Definitivamente cada quien tiene su definición de "normal", será que por eso me defino como normal pero con bug's, que me hacen diferente jajajajajaaja
ResponderBorrarEs genial intentar definir algo "normal", al igual que Gabriela aun no logro encontrar la definición.
Aunque tener fantasías a veces es un motor en tu vida, y lo mejor, cuando alguna de esas fantasías se hace realidad, creo que uno de mis mayores bugs, es tener n fantasías.
Estupendo relato como siempre
saludos.
Me gustó lo de normal con "bugs". Tal vez todos seamos así y esos bugs sean los que nos hagan especiales.
BorrarMe alegra que te haya parecido así mi relato.
Muchas gracias por el comentario, Tere.
Saludos!
Quien dijo normal? Que grande seria poder volar como él!!
ResponderBorrarMe ha gustado mucho, Fede! A ver si puedo retomar las lecturas de blog, que llevo demasiado lejos de ellos...
Un abrazo bien fuerte!! Nos leemos!
Con tu imaginación también vuelas como él.
BorrarUn placer tenerte de visita.
Nos leemos, Carmen!
Abrazo!
Genio y locura de la mano. Y la mano del poeta que sabe convertirlo en belleza.
ResponderBorrarUn abrazo
Muchas gracias por las palabras, Mirna.
BorrarFuerte abrazo.
Federico
ResponderBorrarMuy buen relato, me quede pensando un buen rato.
Muchas gracias por el comentario, visitante!
BorrarA mí también me dejó pensando ese señor.