– ¡Una carrera a la cima!
Era divertido jugar, aunque ella
siempre trepaba primero. No había perdedores, claro; los árboles
estaban llenos de frutos, más que suficientes para ellos dos y para toda la aldea.
– Sigo hambrienta, ¡vayamos a pescar!
– ¿No te gustan los frutos? – preguntó él.
– Gromm…, eres adorable. Te dan lástima
los peces, ¿verdad? Somos ogros, es la ley del bosque: no está mal matar para
comer.
Tali era muy sabia para su edad; además, a él le resultaba imposible negarse a sus ojos verdes y a su cabello..., también verde.
Ambos terminarían pescando con sus manos mientras él, intentando ser disimulado, la vería reflejarse en el río. Necesitó años para animarse a expresarle sus sentimientos, años en los cuales forjaron una inquebrantable amistad.
Ambos terminarían pescando con sus manos mientras él, intentando ser disimulado, la vería reflejarse en el río. Necesitó años para animarse a expresarle sus sentimientos, años en los cuales forjaron una inquebrantable amistad.
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Hoy el río no refleja nada, porque está
contaminado. De todos modos no queda nada qué reflejar; Tali murió tras beber de sus aguas, ni siquiera el viejo Chamán la pudo salvar.
Gromm aparta la mirada del río para
encontrarse con un devastador escenario de árboles talados. A su alrededor, cientos
de ogros esperan su discurso. Lo hace breve, Gromm no es muy elocuente;
además, en su estómago vacío solo ruge una palabra:
“Humanos”
Excelente forma de expresar en un tono fantástico como se menosprecia a la naturaleza destruyéndola y causando solo hambre y muerte. Me gusto mucho
ResponderBorrarMe alegro de que te haya gustado la historia. Me gustó el modo en que expresaste el mensaje.
BorrarAbrazo, Jorge!
Hola Federico.
BorrarMe ha encantado tu cuento, pero lo que más me ha gustado es toda la ternura y belleza que contiene.
Su bello mensaje y lo que has querido transmitir.
Mil gracias por hacer consciencia a través de tus letras, escribiendo un mundo mejor para todos.
Un gran, gran abrazo.
Muchísimas gracias por tus palabras, Lucía.
BorrarOtro abrazo grande para vos.
Me has puesto la piel de gallina. Un relato corto cargado de sentimiento y un final muy triste y real.
ResponderBorrar¡Un besín!
Me alegro de haberte puesto la piel de gallina, Gema. Mi intención era realizar un corte fuerte que, como vos decís, es muy triste y real.
BorrarAprecio tu visita.
Ojalá muchos lean este hermoso y triste relato y tomen en consideración su moraleja..
ResponderBorrarSaludos
Aprecio tu buena voluntad, amigo. Muchas gracias por tu comentario.
BorrarUna historia triste que refleja la realidad de nuestros días, menos por lo de los ogros jejeje. Me gustó el vuelco que da la historia, primero tan alegre y bucólica y el desenlace trágico.
ResponderBorrarEs cierto; se cree que los ogros están extintos, los mataron los hombres.
BorrarGracias por la visita, amigo.
Una historia de fantasía para denunciar una realidad muy actual, creo que es una mezcla muy efectiva e interesante. Con la mayor naturalidad nos has llevado a simpatizar con los "monstruos" y a sentir aversión hacia lo que nosotros mismos somos capaces de hacer contra la naturaleza. Espectacular, Federico.
ResponderBorrarUn abrazo!!
Muchas gracias por tu comentario, Julia.
BorrarMe alegro de que vos también simpatices con los monstruos.
Abrazo grande.
¡Qué cuento más bonito! Hasta que las zarpas del hombre arrasan con aquello que tocan, claro...¿Quién es más monstruo? ¿El que cuida su hogar o el que lo destroza por puro egoísmo?
ResponderBorrarMuy bueno :) Me ha encantado.
¡Saludos! ^^
Gracias por tu visita y comentario, Carmen.
BorrarMe gustó eso de "las zarpas del hombre".
Me encanta que te encante.
Un toque Shrek en una imagen del paraíso antes de que los ogros fueran expulsados de él. El ogro, igual que el Hombre, ni olvida, ni perdona a quien le deshaució. Una hermosa fantasía, Federico.
ResponderBorrarUn abrazo
Terribles esos ogros; son tan parecidos a nosotros...
BorrarGracias por tu comentario, Fernando.
Abrazo.
Así somos los humanos, o por lo menos la mayoría, no sabemos dar las gracias por lo que tenemos y tampoco respetamos a los demás seres vivos, nos creemos los dueños del planeta.
ResponderBorrarAgradezco tu visita y comentario, Paola. Duras palabras las tuyas, pero ciertas.
BorrarPara reflexionar. Muy buen relato. Éxitos +Federico Rivolta!
ResponderBorrarMuchas gracias, Mery.
BorrarUn abrazo.
Parece que hemos cabreado a quien no debíamos. Muy bueno! Saludos
ResponderBorrarAsí es, María, es mi versión de los ogros en este cuento: no malos por naturaleza, sino cabreados.
BorrarSaludos.
Un micro con mensaje social... me gusta tu modo de ver la vida, compañero...
ResponderBorrarUn abrazo, y mis sinceras felicitaciones.
Muchas gracias, Larrú.
BorrarAbrazo grande, compañera.
Es increíble la manera en la que se puede expresar tanto y dejar un mensaje tan reflexivo y duradero en tan solo algunas líneas, excelente historia.
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras, Felipe.
BorrarMe alegro de que te haya gustado.
io te doy el primer premio, el de oro......
ResponderBorrarGracias, Rossano.
BorrarLo aprecio mucho, amigo.
Felicidades por tu cuento. Me ha encantado, un beso.
ResponderBorrarMe alegro mucho, kabu.
BorrarGracias por el comentario.
Qué triste es saber q la fantasía está siendo alcanzada por la realidad!! Tu cuento es fantástico!! Lo que expresas es más profundo de lo que parece!! Felicidades!!
ResponderBorrarGracias, Carlos.
BorrarEs así el cuento; se trata de unos seres fantásticos viviendo en un mundo real.
Abrazo.
Tal como te lo dije, ahora soy seguidor de tu blog, porque contigo puedo aprender que la matemática se puede aplicar más allá del marco técnico. Lo que sí me pareció extraño es que no ganaras el concurso; por lo menos en eso sí eres mejor que yo. Es un placer seguirte.
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras, Alberix.
BorrarLo más importante es que el cuento me guste a mí y a quienes me leen.
Abrazo, amigo. Nos seguimos leyendo.
Vaya incursión en la fantasía; breve, pero directa. Me tomaste por sorpresa. Como siempre, logras contar mil historias en sólo pocas líneas, abres la puerta a la imaginación del lector. Podría ser también el primer capitulo de una historia más larga e interesante. Saludos.
ResponderBorrarEscribí este cuento como una especie de precuela de las historias que muestran a los ogros acechado a los humanos. Nunca había escrito un relato de este estilo, y ya viste el giro que terminé dándole. Vos hiciste algo similar en un relato de fantasía tuyo. Supongo que, como a mí, te es difícil alejarte del primer amor literario (de todos modos no es mi intención alejarme).
BorrarSaludos.
Hola Federico, tienes gran calidad, voy a nominarte a un premio, espero que lo luzcas en el blog y nomines a más premiados para que circule, me gusta tu blog, ya lo sigo, felicidades amigo, serás notificado!
ResponderBorrarGracias, Juan Carlos. Me alegro de que te haya gustado mi blog.
BorrarAbrazo!
Oh, me ha encantado, la magia de tus personajes, el amor unilateral (?) porque ella no tuvo tiempo de responder la ptegunta no hecha, y los humanos.... como siempre siendo los culpables de un crimen tan atroz como es la destrucción de los bosques, me encantó, tienes una bella forma de escribir. Un beso
ResponderBorrarQuiero creer que él llegó a hacerle la pregunta y que ella le respondió que sí.
BorrarMe alegro de que te haya gustado, Eileen. Gracias por el comentario.
Abrazo.
Desde hace un tiempo una idea viene dando vueltas en mi cabeza y de alguna manera tiene que ver con la esencia de tu cuento: Humanos, esos seres egoístas, egocéntricos e inconscientes que no dudan en destruir su propia casa a cambio de un beneficio banal y limitado. Ya veré como terminaré desarrollando esa idea que me inquieta pero por los momentos, solo me queda decirte que admiro la manera en que expresas las ideas que cruzan tu mente y la forma en como dejas salir tus monstruos en tan magníficas letras. Un abrazo, Federico!.
ResponderBorrarEspero que este relato de igual temática te inspire para terminar de cerrar esa idea. Hay que dejar salir a los monstruos por algún lado, mi amigo :)
BorrarMuchas gracias por las palabras, Alonso!
Abrazo grande.