Bailarina de cristal. Paso el día esperando tenerte junto a mi cama. Al acostarme abriré la tapa, y las tinieblas que me rodean se disiparán una vez más.
Te mueves al ritmo de tu melodía, como si todos te contemplaran. Yo no logro entenderte, y me quedo mirando estático; sin seguir el compás.
Cuando me das la espalda mi vida se derrumba, pero tú sigues girando. Pronto vuelves a mirarme con tu sonrisa indescifrable, leyéndome la mente con ojos brillantes, placebos inertes de agua y sal.
Tú no oyes a mis fieras, tú evitas ver problemas. De puntillas sobre terciopelo acolchado no sientes al planeta temblar. Y así, el mundo es tu caja; tu caja vacía.
Yo no quepo en tu mundo, tengo partes sobrantes, tengo demasiados defectos. En tu caja solo hay lugar para un espejo. Odio ese espejo, pues me deforma el rostro hacia lo abstracto; o quizás así me veo en realidad.
Hoy estás tranquila, bailarina de cristal, pues te sostengo y te protejo; pero eso cambiará. Sé que llegará el día, el día menos pensado, en que relajaré los brazos y las manos, y entonces… te caerás.
Me encanta tu prosa poética que se convierte en una poesía amplia y hermosa.
ResponderBorrarSostener una relación de protección puede ser delicioso aunque a veces canse.
Un abrazo Federico Rivolta Precioso.
Muchas gracias por las palabras, Mercedes.
BorrarTal vez un día el protagonista se canse, como tú dices.
Un fuerte abrazo!
Me gustó mucho, la sentí tan frágil y a la vez tan impresindible. Es un poema que envuelve relatado con gran maestría. Saluditos.
ResponderBorrarMuchísimas gracias. Eso buscaba expresar, Mendiel; me alegro de haberlo logrado en tu opinión.
BorrarSaludines.
Este soldadito de plomo desesperanzado desea una bailarina, pero las tinieblas nublan su mente y la fragilidad le resulta demasiado peligrosa. Una prosa poética deliciosa y de palpable pesadumbre. Sensacional, Federico.
ResponderBorrarAbrazo, Amigo de las Letras.
¡Gracias, amigo de las letras!
BorrarMe alegra que te haya parecido así, Edgar.
Abrazo!
A veces las personas nos ocultamos tras mascaras de tinieblas, no queriendo desear, no deseando amar y contemplamos la delicadeza vacia de algunas bellezas no pudiendo evitar sentirnos atraidos hacia esa pieza de cristal que es ese corazón que protegemos y sostenemos entre nuestros brazos de azufre más humanos que cualquiera de esas miradas de agua y sal.. Relato sin desperdecio que camina entre lo humano y la fantasia.
ResponderBorrarTodo un poema tu comentario, Yolanda. Te agradezco mucho la reflexiva lectura y las palabras.
BorrarUn saludo.
Es precioso. Me he emocionado mascando la amargura de él, su necesidad y su amor quizás algo violento e impredecible.
ResponderBorrarun abrazo.
Me alegro de haberte hecho mascar la amargura del protagonista.
BorrarMuchas gracias por el precioso comentario, Clara.
Abrazo!
Wao, un poema brutal Federico, simplemente genial. Abrazo compadre.
ResponderBorrarMuchas gracias, amigo!
BorrarAbrazo, Andrés.
Impresionante Federico.
ResponderBorrarUn gran tema, las cajitas de música y sus bailarinas que giran sin cesar indiferentes al mundo y a la realidad. Y tú muestras el cruel deseo del dueño, tirarla al suelo para que su mecánica vida termine. ¿Es envidia por verla disfrutar, y no preocuparse por nuestra mezquinas vidas reales?
Fantástica reflexión, da que pensar, y eso amigo, sabes que me encanta.
Un abrazo.
Me alegra que te haya parecido así, Oscar.
BorrarGracias por el comentario.
Un fuerte abrazo!
Y yo que veo el Mundo Del Revés...
ResponderBorrar¿Nadie se ha planteado que, quizás, la Bailarina quiera dejar de Girar? Porque quizás no anhela la protección, si no la Libertad... Quizás esté enjaulada en su cajita, siempre observando el mismo Mundo... Quizás el Soldadito, como dice Edgar, más que dejarla caer, deba romper las cadenas que la anclan a esa Cajita de Música y, juntos, volar, mirarse sin temor... Encontrarse a sí mismos...
Yo que sé... Me da cosita que Nadie piense en cómo se siente la Bailarina u.u
¡Aiiix! ¡Muy chuli, Federico!
¡Besines! ;)
Muy interesante tu visión, Campanilla; allí hay material para otro cuento.
Borrar:)
Gracias por la visita y el comentario.
Beso!
De nuevo tu ternura oscura. Una melancolía harto bella.
ResponderBorrarGracias por el bello comentario, Migue!
BorrarMe encanto, el final me puso la piel de gallina. La insensibilidad es fragilidad tambien.
ResponderBorrarExcelente blog. Te invito a pasarse por el mio: http://librospuenteaotrosmundos.blogspot.com
Un abrazo :)
Muchas gracias por el comentario y por la invitación, Cynthia!
BorrarMe alegro de haberte puesto la piel de gallina con mis letras :)
Abrazo!
Tu relato poetico muestra la sensibilidad humana, por muy a flor de piel que tengamos la maldad, siempre se escapa algo de la ternura que se esconde y se expresa de formas inexplicables, como la de tu relato, es probable que dañe a muchos pero protege a la representación mas fiel de la fragilidad, a su Dulcinea en version caja de musica y teme que al morir, cuando relaje sus brazos y sus manos esa fragilidad caiga y muera con el.
ResponderBorrarSin mas, me gustó tu fugaz salida de la oscuridad, se nota que estas buscando luz, y que por lo que dejas ver tambien eres muy bueno en ella.
Una sorpresa leerte en la luz.
Como escribiste una vez: "Me encanta la oscuridad, pues aumenta mi visión; la luz tiende a cegarnos sin dejarnos ver lo obvio". No existe uno sin el otro.
BorrarJustamente estoy escribiendo un cuento de terror sobre luz y oscuridad..., ya veremos cómo queda.
Te agradezco como siempre la lectura y las palabras reflexivas. Muy interesante tu interpretación.
Saludos, Harolina.
Hola Federico!
BorrarMe sorprendiste con este comentario recordando mis palabras, me haces un honor y al mismo tiempo me alegra saber de tu nuevo proyecto experimentando la dualidad, de más está decir que te quedará muy bien, sabes nadar en diferentes aguas y guardar la ropa, como dice el dicho, ja, ja.
Estaré esperando con ansias ese relato, espero no perdérmelo.
Exitos sobrados "Te leo". .
Precioso, Fede.
ResponderBorrarMuy reflexivo y muy cierto.
Dices tantas cosas y hay un trasfondo tan grande!
Bella prosa poética. Muy bien escrito.
Me encantó
Una alegría que te haya gustado, amiga.
BorrarMuchas gracias por las palabras, Lucía.
Hola Federico Rivolta, me a encantado tu prosa poética, la bailarina frágil sostenida siempre por ese ser que le apoya siempre con fortaleza y aplomo. Mas siempre debemos volar con nuestras propias alas, lo cual concluyes en tus hermosas letras, muy feliz de haber podido leerte, saludos y muchos éxitos mas.. Feliz día.
ResponderBorrarMe gustó mucho tu interpretación y reflexión, Rocío.
BorrarMuchas gracias por la visita y por las palabras.
Que tengas un feliz día y un buen vuelo.
Oda fetichista que me ha llegado al alma... preséntame a tu bailarina.
ResponderBorrarUn abrazo.
Te la presentaré. Hay que cuidarla mucho porque no se sabe cuidar sola; pero si la quieres, allá tú.
BorrarGracias por el comentario, Bardo.
Abrazo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMuchas gracias, Ana Lía.
BorrarMe alegra que te haya parecido así.
Abrazo grande!
Un relato magnífico. Unos pocos párrafos, magistralmente escritos, contienen toda una gran reflexión sobre la condición humana. No hay más que ver la variedad de opiniones y comentarios a que da lugar. Muy bien escrito, enhorabuena
ResponderBorrarMuchas gracias por el comentario, Isidoro. Una alegría que te haya parecido así.
BorrarUn saludo!
Un relato magnífico. Me encantó. Encantado de leerte!
ResponderBorrarAbrazos!!
Me alegra mucho que así sea, Fran :)
BorrarAbrazo!
Me gusta mucho como escribes. Y ésta prosa es magnífica.
ResponderBorrarSaludos
Muchísimas gracias por las palabras, Alexander.
BorrarSaludos.
Me gustò mucho tu relato. Interpreto que ese dìa menos pensado... llega cuando termina el interès. Si, si, si claro que es asì.
ResponderBorrarMuy buena reflexión, Raquel.
BorrarMe alegra que te haya gustado.
Me pareció un relato de envidia y soledad. Aunque supongo que es solo percepción ya que cada uno interpreta diferente.
ResponderBorrar¡saludos!
Muy buena tu interpretación. Y sí, cada uno lo verá de un modo distinto.
BorrarGracias por el comentario, Sofía.
Saludos!
Un relato un tanto perturbador, cuando buscas un refugio a tus traumas creo yo, y no encuentras quien te comprenda, te refugias en lo primero que tienes.
ResponderBorrarSin embargo sabes que no siempre podrá ser así pues el mismo ya se siente tan cansado que quisiera soltar eso que lo mantiene, aunque sabe que si se rompe esa bailarina el se quedará sin nada y tal vez ese mismo día termine su misma vida.
La soledad, a veces es una compañera peligrosa.
Saludos Federico ;)
Excelentes tus reflexiones acerca de este relato. Casi, diría, escalofriantes.
BorrarGracias por el comentario, Tere.
Saludos :)