domingo, 9 de noviembre de 2014

ARREBATASTE MI VIDA





―Vos sos un cerdo, que solo quiere mi cuerpo.

―Claro que sí, tu cuerpo quiero, y el de nadie más.

Aquella fue la respuesta perfecta a las provocaciones de Amanda. Es que ella lo incitaba, lo desafiaba.

José Luis la deseaba como una fiera: de un modo puro. Así fue como logró sacarle por primera vez su máscara adulta, ella jamás había confiado tanto en alguien. Pero Amanda no nació desconfiada, sucede que perder a sus padres cuando aún era una niña hizo que por siempre se sintiera sola en el mundo.

―Mi monstruo supremo, mi abyecto paladín.

Él era mayor que ella, pero era de esos hombres que conservan eternamente un aspecto de muchacho de barrio, y sus brazos le inspiraban una seguridad paternal con mezcla de refugio salvaje.

―Vos me convertiste en el monstruo que soy, Amanda; vos me arruinaste. Ya nada me resulta interesante si no lo comparto con vos.

―Dame un beso, componente vil, personaje ruin y sutil.

Amanda adoraba describir a José Luis en forma exagerada y precipitada. Tenía alma de poetisa, pero cuando estaba a solas con él la pasión transmutaba sus palabras en disonantes e irónicos insultos. Él no los tomaba a mal, por el contrario, le devolvía el insulto provocándola aún más.

―¿Vil? Pero si vos sos una bruja, la noche en que te conocí me arrebataste el alma.

José Luis la abrazó y con caóticos besos comenzó a trastocarla como un jazz mientras las impetuosas caricias de Amanda lo arremetían como un tango. Entre los besos hubo una mordida, ella lo apartó y lo miró a los ojos sorprendida porque le había encantado sentir sus dientes clavados en su hombro. José Luis la empujó a la cama y su novia cayó acostada, pero en lugar de saltarle encima, se detuvo. La vehemencia de sus labios y las ansias de sus ojos lo habían petrificado.

Amanda no siempre tuvo esa mirada avasallante, nunca antes se había sentido tan cómoda en la intimidad. Su falta de entrega pudo deberse a que, luego de morir sus padres, vivió con su tía y su tío, quien no perdía oportunidad para tratarla de manera inapropiada; pero con José Luis era diferente, ella anhelaba sentir su tacto.

―¿Así me vas a dejar?, ¿deseándote con locura? ―preguntó ella―. Me parece perfecto, el día que te vayas te pido que le hagas honor a tu llegada; no te desprendas de mí desgarrándome lentamente, prefiero que te amputes de mi cuerpo como un miembro gangrenado.

Él la había atropellado, había irrumpido en su monótona vida con sus aires de rebeldía; pero a pesar de su aspecto, conservaba una cierta ingenuidad cuando intimaba con Amanda. Cuando estaban a solas lo dominaba un deseo nervioso que se materializaba en un tacto virginal sobre sus curvas.

José Luis tomó valor, se acercó a la cama y se puso sobre su amada; y entonces el mundo se derrumbó. Todo un mar de personas enmascaradas se había evaporado a sus alrededores dejando una ciudad desértica, siendo aquella habitación era el último oasis lleno de vida.

Por primera vez en veinte años Amanda se sintió completa, su vacío no había sido fácil de llenar, no después de haber visto a sus padres y a su hermano arrollados por aquel automóvil tras subirse a la vereda. Solo ella se salvó, y fue corriendo hacía cada uno de ellos para intentar la imposible tarea de contener a sus tres agonizantes familiares. Mientras tanto alguien llamó a la ambulancia; algún alma generosa, pues el conductor del automóvil se dio a la fuga y jamás se supo nada sobre él.

Amanda se quedó sola. Finalmente halló a alguien tan solo como ella y lograron estar solos pero juntos en un mundo donde todos están solos y apartados.


Por la madrugada se encontraron en el ojo de la tormenta de pasión desatada hacía unos instantes. José Luis estaba en un sillón junto a la ventana mientras Amanda recuperaba el aliento sentada en el suelo sobre un almohadón.

―¿Dónde te escondiste todo este tiempo? Sos el hombre perfecto.

―No soy perfecto. Por cada virtud tengo mil defectos.

―Sos cariñoso, sexy y apasionado, yo disfruto de cada instante que pasamos juntos y sé que vos también; además tenés un buen trabajo, no tenés vicios… bueno, excepto el de fumar el único cigarrillo que compartimos por las noches.

José Luis le dio una profunda pitada al cigarrillo y luego se lo pasó a ella.

―Amanda…, yo soy un desastre.

―¡Eso no es verdad! Algún día escribiré un manual sobre el hombre perfecto; será fácil, simplemente será cuestión de describirte.

Las paredes de la habitación estaban repletas de libros. Allí había cientos de textos de autoayuda, ensayos de psicología y una extensa colección de filosofía; desde Hume hasta Descartes, desde Heráclito hasta Parménides.

―No se puede poner todo en un libro. Que me disculpe Descartes, pero hay cosas que solo se aprenden mediante la experiencia –dijo José Luis.

―¿Ah, sí?, ¿qué cosas por ejemplo?

José Luis hizo una pausa mientras su visión se perdía en el vacío del mundo desértico al otro lado de la ventana.


―Hay algo que no te conté porque me aterra hacerlo. Jamás se lo dije a nadie pero hoy voy a quitarme la última máscara que me queda.

―Podés decirme lo que quieras, no te juzgaré. Hay cosas de mi pasado que también te quiero contar, sobre mi familia, sobre mis temores… José Luis, quiero que sepas todo sobre mis muertos.

Su largo cabello había perdido su forma y a pesar de ello, o quizás precisamente por ello, José Luis jamás la había visto más bella. Amanda le pasó el cigarrillo nuevamente y él lo sujetó con una mano temblorosa al mismo tiempo que su aspecto jovial se transmutaba en un gesto tóxico y culposo.

―Antes yo bebía, y mucho. Un día, manejando borracho, perdí el control del auto y me subí a la vereda. Atropellé a una familia y ni siquiera me detuve para ver qué ocurrió con ellos; estaba aterrado y no pude evitar darme a la fuga. Ocurrió hace veinte años y aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Nunca me lo perdonaré.

José Luis le dio la pitada final al cigarrillo y luego, por no tener un cenicero cerca, lo apagó directamente en el corazón de Amanda.



FIN


48 comentarios:

  1. Un final inesperado y sin retorno como la vida misma, que en un segundo nos la trastoca. Tremendo.
    Me encantó.
    Un gran, gran abrazo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, LUCIA.
      Me alegro de que te haya gustado. Es así, la vida está hecha de esos instantes.
      Otro abrazo para vos.

      Borrar
  2. Un cambio de tuercas en tu estilo, por decirlo de alguna manera, maestro Federico, ya que esta vez jugaste con la pasión y el deseo, si embargo se mantiene esa sutil linea oscura que tiene tu sello y que salpica la trama con tragedia, dolor y surrealismo. Un relato bien logrado, hermano, te felicito, me gustó mucho el final, que ya lo venía intuyendo pero lo rematas con soberbia poesía. Un abrazo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Agradezco mucho tus palabras, amigo.
      Me alegro de haber logrado, en tu opinión, meter esos elementos.
      Abrazo grande, Alonso.

      Borrar
  3. Anónimo10 noviembre

    Un relato realmente apasionado, es, a mi parecer, el mejor de todos los que te he leído, me encantó. Su punto álgido es su final tan revelador y doloroso, poético. Me recordó algo, por la carga dramática que lleva a una de mis películas favoritas: "Old Boy" (versión coreana). Con un final apoteósico como el tuyo, como para no olvidarlo.
    Abrazos Fede.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias, Ale.
      Este relato también está entre aquellos con los que quedé mas satisfecho.
      Veré esa película (si la consigo subtitulada).
      ¡Abrazos!

      Borrar
  4. ¡Un gran relato Federico! creas una gran atmósfera que nos prepara para un final increíble ¡muy bueno!
    Abrazos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias, Hammer. Me alegro de que te haya gustado, sobre todo la atmósfera, a la cual le di especial importancia esta vez.
      Abrazo.

      Borrar
  5. Una tragedia al estilo de los clásicos griegos. Geniales diálogos y descripciones... en especial me gustó esa estupenda la línea con la que cierras.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, Carlo.
      Me alegra que te gustara mi tragedia.

      Borrar
  6. Un gran relato. Lleno de pasión y desengaño. Un final que desgarra ;) Lo tiene todo, jejeje
    ¡Un abrazo! ^^

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Carmen, un placer leer tu comentario. :)
      ¡Abrazo!

      Borrar
  7. ¡Wauuuu, duro final! No sé por quien siento más pena, pobre Amanda sin familia, sóla por un capullo que restó vida a su familia...Pobre José Luis también, la infelicidad causada por los remordimientos; el alcohol ingerido para evadir culpas y sufrimientos...En fin, la historia me ha mantenido intrigada hasta el final, que me ha sorprendido. ¡Felicidades, Federico! Muy bien narrada y delicada. Feliz semana. Un abrazote
    Con permiso, comparto :)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te hayas metido de ese modo en la historia, Menchi.
      Un honor que compartas.
      Abrazo grande.

      Borrar
  8. Aunque pudiera parecer que dejas de lado la negrura que te caracteriza, yo he sentido este texto de los más oscuros, grisáceo quizá, de un gris oscuro apabullante. Touché! Fede.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Yo también pienso que, si bien no es de terror, la atmósfera de este cuento está entre las más oscuras.
      Me alegro de haberte apabullado, Miguel.

      Borrar
  9. Imprevisible final de una historia realmente atrapante. Felicitaciones

    ResponderBorrar
  10. Tan supremo como para hacer que se reconozca en su propio reflejo, tan abyecto para que en ese mismo reconocimiento encuentre la destrucción final de sí misma.
    Un relato bastante poético que trasunta el desenfreno de la pasión y el deseo; per se llega a transportar a las escenas donde se percibe muy de cerca la riqueza de la historia. Orillando al lector a situarse dentro de la trama mediante las imágenes contadas. Felicidades Federico.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu poético comentario, AileeN.
      Te mando un abrazo.

      Borrar
  11. El relato es como un círculo que por fín se completa, adquiere la plenitud y se hace perfecto. Las historias de los personajes han tardado veinte años en reconectarse, pero al final completaron el trágico círculo.

    Un relato genial, como siempre :)

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me gustó mucho el análisis que hiciste, Julia.
      Gracias por las palabras. Me alegro de que te haya gustado.

      Borrar
  12. Vaya Federico, ese final dejará marca en el corazón de los lectores. José Luis es el ser más monstruoso de todos tus relatos, pues destroza su alma dos veces en una misma vida. Un desarrollo perfecto de la historia. Enhorabuena.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Santilógico.
      Seguiré creando monstruos para que continúen luchando por ese primer puesto.

      Borrar
  13. Muy bueno Federico, entre el amor y la pasión, nace un gran dilema, porque, qué situación no?
    Me a gustado mucho, ese final inesperado. Saludos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te haya gustado, Angélica.
      Un gran dilema, no sé que ocurrirá entre Amanda y José Luis.
      Agradezco tu visita y comentario.
      Saludos!

      Borrar
  14. Muy buen relato Federico, bien advirtió el José Luis "Soy un desastre", el cierre del cuento es simplemente exquisito.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Hugo.
      Así es, es un hombre sincero José Luis.
      Me alegro de que te haya gustado.

      Borrar
  15. oohh shit!:( yo imaginaba que algun final de esos tuyos debía leer,pero este...no lo vislumbré ,que mierda! pobre Amanda ...me gusto tu lado pasional sin duda.
    chocolates y besos.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario y por los chocolates, Ady :)
      Lamento lo de la pobre Amanda :(

      Borrar
  16. Otra genialidad Fede, el relato traía una atmosfera extraña, inquieta y que no permitía vislumbrar un final tan excelente como el que le diste.
    A mi por lo menos me sorprendió muchisimo.
    Felicitaciones otra vez.
    Abrazo amigo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por el comentario, amigo.
      Me alegra mucho que te haya gustado.
      Un gran abrazo, Richard!

      Borrar
  17. Magistral!! Me gusta mucho la fuerza que le pones a las palabras. A más de la mitad del relato, intuí el final, sin embargo no esperaba la magia que pusiste a cada palabra. Te lo comenté alguna vez, hasta el simple vuelo de una mosca, se convierte en una odisea, cuando lo narras. Me fascinan tus letras. Un abrazo desde NY.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Te agradezco mucho las palabras, Hilda.
      Me alegro de que te haya gustado a pesar de haber intuido el final y de haberte sorprendido con la narración.
      Un abrazo desde Bs As.

      Borrar
  18. Anónimo16 julio

    Wow! Estupendo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por la visita, el grito y el comentario :)
      Un saludo.

      Borrar
  19. Esperaba ese final, no podia haber otro más perfecto para dos personas que a pesar de dar mil vueltas al destino y tratar de despistarlo acaban conociendose.Tienes una forma de escribir autentica, en una mente extraordinariamente imaginativa.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, Yolanda!
      Me gustó lo que pusiste sobre intentar despistar al destino.

      Borrar
  20. Tu relato me ha parecido sencillamente desgarrador. Por la construcción de los personajes, la atmósfera y ese final revelador. Un doble impacto mortal sobre el corazón de Amanda, propiciado por la misma persona, un desconocido del pasado y un ser amado en el presente. Una devastadora casualidad, macabro juego de la vida.
    ¡Abrazo, Amigo de las Letras!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me alegro de haberte desagarrado, amigo de las letras.
      Muchas gracias por tus palabras, Edgar.
      Un fuerte abrazo!

      Borrar
  21. Hola Federico:
    Sin palabras... (me dejaste por un instante) me recordó muchas cosas por las que he pasado, sin embargo creo que al final el destino ya los tenía marcados, eran el uno para el otro y la tragedia de cada uno los podría unir o separar para siempre.

    Aun cuando apagó el cigarrillo en el corazón de Amanda, me quedo con el final en el que ambos viven su tragedia juntos hasta el final de sus días...

    Me despertaste ciertos demonios dormidos con este relato...

    Ahora a regresar a dormir a esos demonios que no deben despertar jajajajaja

    Aun cuando todos tus relatos son geniales, este es de los mejores...

    ¡saludos y excelente día!.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me alegro de haber logrado ese efecto, pero espero que logres volver a hacer dormir a esos demonios.

      A mí también me agrada la idea de que Amanda y José Luis permanezcan juntos; me gusta mucho la pareja que hacen.

      Muchas gracias por las palabras, Tere!

      Borrar
  22. Anónimo25 abril

    ¡¡¡Genial!!!

    ResponderBorrar
  23. Federico! Llevas muy bien el relato mezclando el pasado y momento presente hasta lograr atraparnos por completo. Cuando se menciona la muerte de la familia uno ata cabos, pero lo llevas de una manera exquisita hasta el final del cigarrillo. Como siempre un placer leerte!
    Abrazo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por el comentario, Diana.
      Un exquisito placer para mí que te haya parecido así mi relato.
      Fuerte abrazo!

      Borrar
  24. Un sentimiento estremecedor me invadió hacía el final de la lectura. Lograr eso no es nada fácil. Excelente relato, muy buen trabajo el tuyo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Debe ser la empatía por lo que le pasó a Amanda.
      Muchas gracias por las palabras, Arteriola!

      Borrar

GRACIAS POR COMENTAR Y POR COMPARTIR.