―¿Por qué te tapás la boca cuando te reís? –preguntó Augusto.
―Es por la cicatriz que me dejó mi primer beso ―dijo Amanda―. No me gusta cómo se ve cuando me río.
Augusto tomó su mano y la bajó con delicadeza, luego la besó en los labios. Ella sintió que algo había cambiado y entonces sonrió sin taparse. La cicatriz ya no estaba; él la había borrado.
Amanda corrió sus rulos castaños hacia un lado para mostrarse con orgullo. Al hacerlo, un mechón de color blanco cayó sobre su rostro.
―¿Y esto? ―preguntó él mientras lo hacía rebotar con el dedo.
Ella volvió a bajar la mirada y escondió el rizo blanco tras su oreja. Augusto le acarició el cabello y con sus dedos le devolvió el color castaño natural.
―Mirá ―dijo ella―; esto me lo hizo un ex.
Amanda mostró una herida aún fresca en su cuello. Él le dio varios besos alrededor. Ella cerró sus ojos y echó la cabeza hacia atrás. Entonces el mordió la lesión y, uniendo los lados con los dientes, la cerró para siempre.
Amanda se sacó la ropa y el sostén:
―Quiero que me muerdas todo el cuerpo.
Augusto volvió a besar su cuello y comenzó a bajar por su hombro, pero se detuvo cuando vio un tatuaje con el nombre “Lucas” rodeado por espinas.
―¿Y qué fue lo que él te hizo?
―¿Lucas? Nada, yo lo lastimé a él. Es por eso que cargo con ese peso sobre mis hombros.
―Nada de lo que pasó fue culpa tuya, si no funcionó es por algo.
Instantes después, las espinas y el nombre de Lucas se borraron de su piel.
Pasaron la noche juntos y él fue borrando todas las marcas de su pasado. Amanda quedó entonces como un lienzo en blanco, lista para recibir los golpes que le daría Augusto.
Descubriendo tu lado dulce!... Que bonito! :)
ResponderBorrarMe hiciste reír, Ana :)
BorrarSí, creo que este es uno de mis relatos más "bonitos".
Asi generalmente es la vida, dicen que un clavo saca otro clavo. La verdad es que aunque buscamos amor y felicidad de manera "consciente", en el subconsciente siempre estamos esperando que otros nos dañen para defendernos, pues llevamos el traje de victima puesto por encima del traje de verdugos.
ResponderBorrarBuen relato, como todos los que he leido siempre encierran una enseñanza interior que vale mas que muchas conferencias y talleres, al menos para mi, Gracias por regalarnos la oportunidad de hacer de estos aprendizajes un deleite para el alma.
Te leo.
P.D. (En Avatar dicen "Te veo", segun tengo entendido tiene un maravilloso significado, es muy largo para comentarlo aqui). espero que este "Te leo", tambien lo tenga para ti.
Exacto, es como el dicho del clavo. Creo que a él le pasará lo mismo con ella. Es necesario empezar de nuevo de vez en cuando, aunque sea una ilusión.
BorrarEl "Te veo" de esa película es mucho mejor que todos sus efectos especiales. Me alegra que me leas de ese modo.
Muchas gracias por las palabras, Harolina.
Augusto borra las cicatrices, los tatuajes y cualquier rastro de amores pasados de Amanda. Desea ese cuerpo impoluto para ultrajarlo él mismo. Como un regreso a la virginidad y purificación en manos de un ser tan sanador como malvado. Un relato que se oscurece en su desenlace tras una intensa luz inicial. Perfecto, Federico. Me ha encantado.
ResponderBorrar¡Abrazo, Amigo de las Letras!
Así es, amigo de las letras.
BorrarQuizás todos tengamos un poco de Augusto; nos curamos heridas (emocionales) viejas y luego, sin querer, ocasionamos nuevas.
¡Me alegra que te haya gustado, Edgar!
Escabroso relato Federico. El, maltratador cruel, ella víctima voluntaria como hay muchas que repiten el plato una y otra vez. Una realidad actual en un relato alucinante. Felicidades!
ResponderBorrarMe alegra que te haya parecido así, Mendiel.
BorrarMuchas gracias por la reflexiva lectura y comentario.
Un saludo!
Fascinante. Un relato con un tono dulce pero que revela una oscuridad al final. Una gran forma de hablar sobre la venenosa mezcla del maltrato y el amor. Excelente.
ResponderBorrarMe alegra saber que te pareció así, amigo.
BorrarEspero no haberte asustado con el tono dulce de mi relato.
Gracias por el comentario, Jorge.
Muy lindo... una fantasía llena de realidad.
ResponderBorrarAbrazo!!
Muchas gracias por el comentario, Diana.
BorrarMe alegra que lo consideres lindo :)
Abrazo.
No sabès Fede CUANTO! me gustò este relato.
ResponderBorrarNo sabés cuánto me alegra, Raquel!
BorrarTodos tenemos cicatrices, algunos más y otros menos.
ResponderBorrarMuy buen relato amigo.....
Muchas gracias, amigo.
BorrarAsí es, es inevitable. Lo importante es recuperarse, aunque sea para volver a ser golpeado por la vida.
Un saludo!
Tienes un gran talento para los giros inesperados. Este es de los más tremendos pues cuando el lector cree encontrar un atisbo de tranquilidad tu vas y le sacudes con la última frase.
ResponderBorrar¡Que fuerte!
Saludos
Muchas gracias por las palabras, Yolanda.
BorrarLamento haberte sacudido justo cuando estabas tan tranquila.
Saludos!
En un principio me ha sorprendido, tus letras llenas de amor. Pero ese final te da que pensar. ¿Cuántas veces abrimos nuestros corazones para que nos lo rompan? Pero el caso está, en que si no los abrimos jamás disfurtaremos de esos momentos dulces, como tus primeras letras. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderBorrarBuenísima tu reflexión, María.
BorrarMe alegro de que te haya gustado.
Un abrazo!
Augusto ha "reseteado" el cuerpo de Amanda. Su cuerpo ya no luce las viejas cicatrices, pero ¿tendrá cicatrices imborrables en su alma?
ResponderBorrarUn magnífico relato con un inesperado final.
Un abrazo.
Muy buena pregunta, Josep. Creo que hay heridas que no se borran, que ya son parte de la persona.
BorrarMuchas gracias por tu reflexiva lectura y comentario.
Abrazo!
Quizás ese Augusto solo quiera dejar sus propias cicatrices, y borra las anteriores pensando en sí mismo, no en ella. Y quien sabe si las suyas serán más profundas, tal vez imborrables...
ResponderBorrarUn saludo mimico!
Muy interesante. Tal vez el quiera ser el único hombre que la haga reír y llorar.
BorrarSaludos circenses!
Yo creo que es una perfecta definición del amor.
ResponderBorrarUn saludo
Me alegra de haber logrado eso en tu opinión, Manuela. Supongo que muchas historias de amor son un poco como la de Amanda y Augusto: una persona llega a la vida de otra y la ayuda a superar los malos recuerdos, luego la relación termina, dejando nuevos malos recuerdos.
BorrarGracias por comentario!
Y yo que creía que sería una historia con final feliz... Qué ilusa, jajaja
ResponderBorrarUna historia muy bonita, con el golpe final maestro que te caracteriza.
Me ha encantado :D ¡Un Abrazo! ^^
Lamento haberte desilusionado con el final, Carmen :D
BorrarMuchas gracias por el comentario.
¡Abrazo grande!
Buen relato. No vi venir el final. Jajajajaja.
ResponderBorrarCaso crónico de las mujeres golpeadas en tu estilo que es encantador.
Muchas gracias por el encantador comentario, Sofía.
BorrarSaludos!
Sensiblemente bonito !!!
ResponderBorrarMuchas gracias por el bonito comentario, Mario!
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