jueves, 19 de noviembre de 2015

EL AMO, EL ESCLAVO Y LOS AMANTES





Desde que era niño, Bertrand perteneció al mundo de la actuación; al igual que todos nosotros. Siempre se esforzaba por hacer de la mejor manera el papel que le tocaba en cada obra y eso, para muchos, era suficiente para que se lo considere un buen actor.

En algo se destacaba: era polifacético. Era capaz de interpretar cualquier papel. A lo largo de los años le tocó interpretar todos los roles de la obra en la que trabajó. Hizo muchas veces de amo, de esclavo, y también de amante.

Como amo castigaba y recompensaba a su esclava desplegando toda su imaginación. Lo hacía con cuidado de no lastimarla, además de asegurarse de que ella lo disfrutara tanto o más que él. Como esclavo hacía lo que su ama le ordenaba sin emitir queja alguna, entregando su voluntad por completo.

Muchos dicen que lo que mejor hacía era el papel de amante. Cuando le tocaba ese rol daba los besos más apasionados; siempre cuidando de que su público tuviera la mejor vista. Sin embargo, sin importar lo que ocurriese en el escenario, cuando se cerraba el telón todo se volvía oscuro. A la mañana siguiente solía revisar el periódico para ver si aparecía su nombre en él, lo que le brindaba una pequeña alegría. Luego del desayuno Bertrand se maquillaba frente a su espejo iluminado, y ya nada de lo que había ocurrido la noche anterior importaba, y estaba listo para una nueva aventura dejando todo su pasado atrás.

Una noche ocurrió algo que quedó grabado en su memoria para siempre. El director del teatro apareció de entre las sombras, vestido de smoking y con la cara cubierta con una máscara roja con una sonrisa pintada. Los actores se acercaron a él y éste les extendió su galera como hacía siempre. Bertrand metió la mano y tomó un papel, y al desenvolverlo leyó: «Amante». A esa altura le daba igual el papel que le tocara, pero cuando vio a su compañera se sorprendió. Todos los reflectores la apuntaron. Estaba vestida con un traje blanco de lycra ajustado, y se estaba limpiando el maquillaje de otra obra en la que había participado:

―Me llamo Marie ―dijo ella―. Seré tu pareja esta noche.

Bertrand balbuceó algo incomprensible.

Esa noche no le importó cuánto público había. Los palcos tal vez estuvieron vacíos, o quizás con solo un espectador sentado en el medio; tal vez estuvieron llenos, imposible determinarlo, las luces seguían apuntando solo a su compañera de acto.

Al principio él debió improvisar, porque muchas veces en el teatro se debe improvisar. Su papel le indicaba que debía conquistarla, y comenzó a hablar con una voz que poco a poco se hizo menos temblorosa y más segura:

―Debes dejar atrás las relaciones que te hacen mal ―dijo él―, esas en las que uno quiere más que el otro. Cuando eso sucede, el más querido controla la situación, y es quien decide cuando la pareja se termina.

Marie escuchó atenta y, sin pronunciar palabra, hizo un leve gesto indicándole a Bertrand que siguiera con su discurso.

―Necesitas a alguien que esté cuando tu mundo se derrumbe, para que te diga: «Yo estoy contigo, Marie». Alguien que, cuando se preocupe por una tontería, también te espere ahí para escucharte decirle: «Tranquilo, Bertrand; todo va a estar bien».

Marie sonrió y Bertrand le dio todos los besos que había aprendido en obras anteriores, incluyendo aquellos en los que había sido amo o esclavo. La sujetó por momentos de las muñecas, y en ocasiones cerró los ojos elevando el rostro hacia atrás para dejar que ella mordiera su cuello.

El acto estaba a punto de terminar y el director del teatro le indicó que dijera algo para hiciera sonreír a su pareja para el cierre.

―No se me ocurre qué más decirte ―dijo él―, ¿puedes fingir una sonrisa?

―Nada de lo que hice esta noche ha sido fingido, Bertrand. Di algo verdadero para que esto siga siendo así y el cierre sea perfecto.

―¿Algo como qué?

―Si me dices cualquier cosa linda sonreiré ―dijo Marie―. Di lo que sea, lo más lindo que se te ocurra.

―Es que no se me ocurre nada más lindo que tu sonrisa.

Bertrand bajó la mirada, pero luego, gracias a su experiencia como Esclavo, venció su vergüenza y alzó la vista hacia ella otra vez. Ella sonrió y él sintió que el teatro se llenó de aplausos sin importar la cantidad de público que hubiese en las butacas.

Se besaron una vez más y sobre el final, gracias a su experiencia como Amo, él mordió el labio inferior de su amada con la presión justa mientras el telón se cerraba.

―Creo que lo hicimos bien ―dijo Bertrand― ¿Tú qué opinas?

―Estoy segura de que así fue ―dijo ella―. Tengo la sensación de que nos harán interpretar el papel de amantes durante mucho tiempo.

A la mañana siguiente la radio, el diario y la televisión, solo hablaban de ellos. Cada canción que Bertrand escuchó ese día se dirigía a él y a su coestrella. Estaba ansioso por regresar al teatro y que le dieran otra vez el papel de amante.

El director del teatro le acercó su galera, y su sonrisa pintada parecía estar más grande que nunca. Bertrand tomó un papel y leyó: «Amo».

―Debe haber un error, creí que mi historia con Marie duraría más tiempo.

El hombre de la máscara no contestó.

El actor salió a buscar a quien había sido su coprotagonista la noche anterior y notó también su desconcierto.

―A mí me tocó ser amante otra vez ―dijo Marie―, pero no contigo.

―¿Y qué harás? ―preguntó Bertrand.

―Supongo que debería olvidarme de ti, al menos por esta noche. El guión dice que debo besarlo y acariciarlo. Tal vez lo haga pensando en ti, o tal vez no.

Ella se alejó mientras él se llenaba de amargura.

Durante el acto Bertrand vio a su ex pareja besarse con otro, pero no podía distinguir si ella estaba feliz. Parecía estarlo, pero él no podía tolerar que estuviese con alguien más.

―Eso no es felicidad ―se dijo a sí mismo―. Quiero que sea feliz, pero solo puede serlo junto a mí.

Su esclava se presentó:

―Buenas noches ―dijo―, mi nombre es…

―¡Silencio, perra! ―dijo Bertrand.

Luego de decir eso le puso una máscara de látex negra; una ciega, para que ella no pudiera ver sus lágrimas. Lo hizo para humillarla, lo hizo para deshumanizarla. No quería una mujer, quería un objeto. Desde que perdió a su amada, las mujeres no eran más que cosas para él.

La ató y la azotó con furia. Castigó a la desdichada que le tocó actuar junto a él esa noche sin preocuparse por los límites. Fue duro, y descargó toda su ira sobre la espalda y las nalgas de su nueva pareja.

A Bertrand le temblaban las manos, tenía aún muchos más golpes que dar, pero el público comenzó a asustarse por tanta violencia.

Se retiró del escenario sin siquiera saludar, dejando a su compañera atada, lastimada y humillada a la vista de todos.

Una nueva velada era una nueva posibilidad. Bertrand abrió el papel que retiró de la galera esa noche y leyó: «Amante». Saltó de alegría y luego fue en busca de Marie, esperando que ella fuera su pareja otra vez, pero cuando la encontró se dio cuenta de que no sería así:

―Hoy me tocó ser esclava ―dijo ella.

Un hombre musculoso la sujetó del brazo y la llevó con él. Bertrand se quedó a un costado viendo toda la escena, sintiendo ganas de asesinar al amo de Marie. El amo la trató con desdén mientras ella se arrodillaba ante él. No podía creer que ella se entregara de esa manera ante un hombre al que le era indiferente, sabiendo que él era incapaz de lastimarla.

Mientras observaba impotente la escena, una voz suave sonó junto a su oído:

―Hola, Bertrand; seré tu pareja esta noche. Mi nombre es…

Él no pudo escuchar el nombre; un fuerte silbido taladraba su oído en ese momento.

―No creo poder actuar bien esta noche ―dijo él―. No podré concentrarme, eres muy bella pero en este momento no puedo estar con nadie. No eres tú, soy yo.

Era cierto lo que decía; era él. Pero era él por Marie, porque Bertrand no era él sin ella.

―Inténtalo ―dijo su nueva pareja―; eres buen actor.

Bertrand dio el mismo discurso que el que le dijo a Marie. No lo sintió esa vez, pero de todas maneras lo dijo mejor, pues ya tenía experiencia.

―Debes dejar atrás las relaciones tóxicas, esas en que uno quiere más que el otro. Pues el más querido controla la situación, y es quien decide cuando la pareja llega a su fin. Necesitas a alguien que esté cuando tu mundo se derrumbe, alguien que te diga «Yo estoy aquí contigo». Y luego, cuando él se preocupe por una nimiedad, también estés ahí para decirle «Tranquilo, Bertrand; todo va a estar bien».

El público aplaudió más que la primera vez que Bertrand pronunció esas palabras, pero él no escuchó los aplausos, él solo podía ver a un montón de mimos chocando sus manos sin causar sonido, riendo carcajadas mudas, y cuyas emociones no eran más que otra actuación.

Las noches pasaron y Bertrand y Marie no volvían a actuar juntos, hasta que por fin el destino los volvió a unir. Tomaron juntos los últimos dos papeles que quedaban en la galera del director del teatro y los leyeron:

―Esclavo ―dijo él.

―Ama ―dijo ella.

Él la miró contento, pues les había tocado actuar juntos otra vez, pero ella no sonrió ante su entusiasmo. Bertrand llevaba tiempo necesitando sus besos y sus caricias, pero Marie no le dio nada de eso. Lo golpeó con un bastón hasta casi dejarlo inconsciente, y cuando intentó levantarse ella lastimó su espalda con un látigo hasta que unas gotas de sangre brotaron de su piel.

―¿Por qué me castigas así? ―dijo él― ¿Acaso no ves que te amo?

Ella siguió azotándolo mientras esas palabras se perdían en los pasillos del teatro. Él extendió su mano intentando acariciarla, pero Marie se la pisó con su bota de cuero. clavándole el fino taco entre sus tendones. Bertrand alzó la mirada y pudo notar que, mientras ella le clavaba el fino taco en los tendones, sentía tanto dolor como él.

El tiempo pasó y pasaron las temporadas, y a Bertrand y a su amada les tocó interpretar todos los papeles. Él besó otros labios y ella acarició otros brazos; ambos se hicieron daño en muchas ocasiones pues seguían sin que les tocara ser amantes a la vez.

Y así siguen hasta hoy, con espaldas lastimadas, subiendo noche tras noche las escaleras del teatro, esperando que alguna vez puedan volver a actuar juntos y a ninguno le toque el papel de amo ni el papel de esclavo.



34 comentarios:

  1. Muy bueno!! Me tenía con los nervios a mil cada que llegaba el dueño del teatro... Excelente final! :)

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    1. Me alegra que te haya parecido así, Ana. A mí también me pone nervioso ese sujeto :)
      Saludos!

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  2. Menudo relato. Me has dejado dándole vueltas a la cabeza. Desde un principio me ha parecido una historia real de amor demasiado tormentosa. No sé si me equivoco...
    Un abrazo.

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    1. Me alegro de haberte dejado la cabeza dando vueltas, María.
      Muchos de mis relatos están basados en cosas que me pasan, pero este no es el caso; aunque mis historias de amor también suelen ser surrealistas.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Cambio de roles en distintos momentos de nuestra vida. Nunca sabemos el papel que nos va a tocar interpretar en el juego del amor. ;) Qué maravilla, Federico.
    Un besote. =)

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    1. Así es como sucede, Soledad. Muchas gracias por el comentario. Espero que te toquen siempre buenos papeles :)
      Beso!

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  4. Es la primera vez que te leo y me ha parecido muy acertado que fuera este relato el primero. Como bien han dicho antes que yo, el dueño del teatro me provocaba un escalofrío. No sé, era extraño cada vez que aparecía jaja. Creo interpretarlo como el "destino" que hizo que ambos se juntaran una vez como amantes y que no volvieran a hacerlo más... por el momento.

    Tienes una maravillosa forma de narrar, Federico, y por eso creo que me quedaré por aquí como seguidora y lectora.

    Saludos.

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    1. Muy buena lectura, R. Crespo; podría decirse que el hombre de la máscara es una personificación del destino.

      Te agradezco mucho el comentario, y espero que te sigan gustando mis relatos.

      Saludos!

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  5. A mí me parece un poco raro el teatro y los actores, ja, ja... pero creo que has jugado con eso. Tu texto es una metáfora de la vida, de las relaciones, y más que la posible veracidad de la situación, importa el rol de los personajes, su actitud ante ese rol, en lo que nos quieres llamar la atención. Amante, amo, esclavo, cuando lo serás y con quién, porque nunca hay una única relación biunívoca y constante en el tiempo... pero claro, eso tan sólo está en las manos del director de la obra.
    Me parece un relato excelente
    Saludos

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    1. Muchas gracias por la atenta lectura y comentario, Isidoro. Muy acertadas tus palabras.
      Espero que el director de tu obra te buenos papeles :)
      Saludos!

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  6. Un relato realmente impactante que da mucho que pensar, Federico. Resulta triste, creo que todos queríamos que volvieran a coincidir en sus papeles de amantes, pero también creo que precisamente en su desdicha por no coincidir residía el único amor que les fue concedido mostrar.

    Me ha gustado mucho!! :)

    Un abrazo.

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    1. Me alegro mucho de que te haya gustado, Julia.
      Es cierto lo que dices, tal vez el hecho de que resulte imposible hizo que perdurara en el tiempo; solo el tiempo lo dirá.
      Muchas gracias por el comentario, amiga :)

      ¡Abrazo!

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  7. No sé si el trasfondo se lo he puesto yo con mi interpretación lectora, o si esa era tu intención de escritor, pero se me ha hecho tan profundo; el papel de amo, esclavo o amante y la posibilidad de coincidir alguna vez y no tener que fingir o actuar. Definitivamente me quedo por aquí, amo tus letras, amo tu blog :)

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    1. Muchas gracias por el bello comentario, Daniela.
      Eres bienvenida :)
      Un saludo!

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  8. Impresionante, de principio a fin deseaba una y otra vez que se volvieran a reunir, y el final abierto da a mucha interpretación, ademas el hecho de que ademas del amor entraran en juego un paquete de emociones revueltas me encantó

    un saludo

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    1. Yo también esperé que se volvieran a reunir; ojalá lo hagan.
      Muchas gracias por comentar, Anto.

      Un saludo.

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  9. Como reza el título de la última película de Jarmusch "Solo los amantes sobreviven", y es más, solo ellos gozan de la buena relación, de la pasión y la convivencia. Ser esclavo o amo no tiene nada que ver con el amor o el gozo, son papeles miserables que nadie debería interpretar. Me ha fascinado esta pequeña gran obra, todo lo que refleja, toda la realidad que se esconde tras las máscaras. Soberbio relato, Federico.
    ¡Abrazo, Amigo de las Letras!

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    1. Te agradezco mucho la atenta lectura y comentario, amigo de las letras.
      Te mando un abrazo y sigue evitando los papeles y las personas miserables.

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  10. Ufff... Qué historia... Se me han puesto los pelos de punta. Me ha encantado, aunque me ha dado mucha pena la pareja. Macabro el destino, ¿verdad?
    Un gran trabajo, Federico :)
    ¡Abrazo! ^^

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    1. Me alegro de haberte puesto los pelos de punta con mi historia, Carmen.
      Gracias por las palabras, amoga :)
      ¡Abrazo grande!

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  11. Federico has traído con mucha fuerza narrativa y con maestría imaginativa lo que llamamos el teatro de la vida, donde cada día trae una nueva aventura, el dueño de teatro con su gran sonrisa es el amanecer con su gran esplendor anunciándonos una nueva función de la misma obra, donde a veces se repiten los papeles y otras se cambian, pero el guion apenas permite algunas improvisaciones en cada actuación.

    Lo que mas me llamó la atención de tu fascinante relato fue la crudeza o mejor dicho lo bien ejecutado que estaba el papel en cada ocasión.el gozo como amantes, el dolor como ama y esclavo y la naturalidad y el sufrimiento como simples observadores cuando no actuaban juntos.

    Has representado la vida y sus miserias humanas de forma increíble y sorprendente, me ha encantado la obra y el guión, con tantos mensajes subliminales y has resaltado el discurso de Bertrand al ponerlo dos veces, definitivamente lo mas suculento del relato y al final dejas caer una tremenda moraleja, una terrible realidad de vida:
    Nos resignamos a aceptar papeles y repetir actuaciones angustiosas esperando a que la suerte esté de nuestro lado, en lugar de darle un giro total al guión y cambiar la obra por una mejor.

    Federico sin dudas fue un enorme placer leer tu relato claroscuro, cualquier parecido con cualquier historia de amor sufrido, es pura coincidencia.

    Abrazos!!

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    1. Me gustó mucho tu reflexión, Harolina. Hay quienes dicen que a veces no es el momento para que una relación funcione, y siguen intentándolo como lo hacen Bertrand y Marie; otros deciden no perder años esperando a que algo resulte, ya que piensan que siempre debería ser el momento adecuado si dos personas se corresponden. Yo prefieron no pronunciarme en ello y por eso escribí este cuento.
      Me alegra que te haya gustado mi relato claroscuro. Me sacaste una claroscura sonrisa con lo del parecido con cualquier historia de amor sufrido.
      Te mando un fuerte abrazo!

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  12. Un maravilloso! cuento. Me gustò mucho,tuve la sensaciòn de que no respirè hasta llegar al final...

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    1. Gracias, Raquel!
      Me alegra que te haya gustado mi cuento y que no hayas muerto por asfixia.

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  13. Las diferentes relaciones vistas desde todas las perspectivas, muy bueno Federico.
    Quizás un poco duro ya que siempre que se habla de relaciones amorosas, nuestra mente se anticipa al final feliz (y vivieron felices y comieron perdices), pero la realidad muchas veces dista de lo que esperamos.
    Un abrazo.

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    1. La mayoría de las relaciones que creemos que durarán por siempre no terminan cenando perdices.
      Me alegra que te haya parecido así, Irene.
      Muchas gracias por el comentario. ¡Abrazo!

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  14. Excelente relato Federico, me has dejado impresionado. Fue genial de principio a fin. Felicitaciones, un abrazo compadre.

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    1. Muchas gracias por las palabras, compadre.
      Abrazo grande, Andrés!

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  15. Así es el amor, unas veces eres cuchillo otras herida. Como me gustaron tus palabras "Debes dejar atrás las relaciones tóxicas, esas en que uno quiere..." seguramente porque son las que usas cuando crees ser amante.

    gracias

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    1. Por lo general uno cree ser amante hasta que se da cuenta de que no es así. Algunos se dan cuenta demasiado tarde...

      Gracias por el comentario, Gabriela!

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  16. Todo un descubrimiento para mi
    ... seguiré leyéndote...

    Un placer leer en tus textos pensamientos comunes.
    Gracias por compartir tus escritos.
    Un saludo para ti y para los actores del cuento ;)

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    1. Muchas gracias por las palabras, Amapola.
      Les enviaré tu buena crítica y tus saludos a Bertrand, a Marie y al resto del elenco.

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  17. Anónimo20 diciembre

    Exelente relato. Hasta ahora es el que mas me ha gustado. Supongo porque al final siempre es así, nunca tienes lo que quieres.

    ¡Saludos!

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    1. Me alegra que te haya parecido así, Sofía.
      Este cuento también está entre los que más me gusta de los que he escrito últimamente.
      Espero que un día tengas lo que quieras y quieras lo que tengas.
      ¡Saludos!

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