Encerrado. Aislado del mundo. Condenado sin haber cometido ningún crimen. Mi padre jamás me permitió salir de nuestro hogar y tampoco me dio motivos.
Todo lo que sé de los hombres es gracias a las historias, a las historias que él me contaba; historias de héroes y villanos.
Mi padre se hacía cargo de todos los quehaceres de la casa, y a mí me sorprendía su habilidad a pesar de que le faltaba un brazo. Admiraba además su rapidez en la lectura, rapidez que siempre adjudiqué a su ojo de más.
Todas las noches mi padre me deseaba dulces sueños dándome un beso en la frente. Ese era el único momento en que podía hacerlo, cuando yo estaba acostado, puesto que apenas me llegaba a la cintura.
Una noche la curiosidad me obligó a escapar. Salté por la ventana y me alejé corriendo. Atravesé un bosque oscuro, raspándome con las ramas de los árboles, lastimando mis pies desnudos con espinas y rocas. De pronto llegué a una ciudad, una de esas ciudades sobre las que mi padre tanto me hablaba; una ciudad de héroes y villanos. Enseguida me di cuenta de que ese no era sitio para mí, y regresé a mi prisión arrepentido:
―Prometo no volver a huir, padre.
―No te preocupes ―dijo él―. Lo importante es que estás a salvo.
―Ahora entiendo, padre; ahora entiendo todo. Tú me estabas protegiendo.
―Así es, hijo. Te encerré porque te amo, y debo protegerte de ellos porque eres un enorme cíclope de tres brazos.
Hola Federico:
ResponderBorrarSu padre era convencional, y el era un cíclope y con 3 brazos, por tanto toda la gente era anormal para Él, pobre cíclope, nunca se podría integrar a una sociedad que no acepta personas diferentes.
Como siempre encantadora tu historia, el final fue bastante tierno.
¡Excelente día!
Muchas gracias por dejar tu comentario, Tere.
BorrarA mí también me pareció tierno ese cíclope de tres brazos y su padre.
¡Saludos!
He llegado de casualidad Brindo por el encuentro
BorrarMe alegra que hayas llegado.
BorrarSostendré la botella con una mano y las copas con las otras dos, así sirvo y brindamos.
Un relato con un personaje mitológico grande y fuerte como lo es el cíclope, aunque este al ser criado con tanto cuidado y en cautiverio parece ser inofensivo e indefenso, ni héroe, ni villano, el padre también muy extraño, de pequeña estatura, con tres ojos y un solo brazo, contrastando con el extraño detalle de los tres brazos y el único ojo de su gigante hijo. Debió considerar que su hijo peligraba en el mundo de los mortales.
ResponderBorrarSabes Federico me hiciste recordar la película animada "Hotel Transilvania",imagino que la viste, ellos son vampiros y el padre no deja salir a su hija para que los humanos no le hagan daño + ó - es la trama.
Este micro me deja ver que los padres siempre amamos a los hijos por encima de todo y que ademas siempre los queremos proteger de lo que entendemos los puede dañar o hacer sufrir. Podría darte otra interpretación pero talves resulte algo macabra, una especie de Frankenstein, ja, ja.
Un placer conocer a tu cíclope.
Mi cíclope y yo te agradecemos el comentario, Harolina.
BorrarEl padre tal vez solo haya sido un monstruo a la vista del protagonista, pero tu visión, algo macabra, es interesante también.
Saludos!
Me has tenido agarrado hasta el final. Es uno de esos relatos que te va preparando para un final sorpresivo pero que aún acaba sorprendiéndote. Además, te lleva a engaño pues te planteas la historia al revés.
ResponderBorrarMe ha gustado mucho porque, además, prefiero los relatos cortos.
Un abrazo.
Una alegría que te haya gustado, Josep.
BorrarMi intención era sorprender como se sorprendió el protagonista.
He estado escribiendo cuentos más largos últimamente. Me gustaría alternar con microrrelatos; veré qué me sale.
Abrazo!
No es el primer relato de monstruos que te leo, y están muy bien. Lo curioso es que, aunque te das cuenta de lo absurdo, no caes en la explicación hasta que no has leído el final porque logras despistar muy bien al hablar de “un ojo de más” y “un brazo menos”, y no de dos ojos o dos brazos… Y muy bien mezclado el humor (no he podido evitar la sonrisa al imaginarme al cíclope leyendo con un solo ojo) con lo dramático de la situación, la soledad del que es diferente. Gran trabajo
ResponderBorrarUn saludo
Me alegro de haberte hecho sonreír, Isidoro. El cíclope también se alegra y te guiña el ojo (algo tan extraño como verlo leyendo).
BorrarMuchas gracias por la atenta lectura y el comentario.
Saludos!
Un sorprendente micro en el que a mi parecer, ni los monstruos son tan extraños, ni los hombres tan normales. Me apena la decisión del cíclope de regresar a su reclusión, por el miedo impuesto, por la sobreprotección del padre. Un mundo al que le hace falta más comprensión y menos marginación para los seres especiales.
ResponderBorrarUn trazo de héroes y villanos, verdaderos seres de ficción de ésta, nuestra peculiar realidad.
¡Abrazo, Amigo de Letras!
Un padre sobreprotector quizás, tienes razón. Tal vez cuando sea más grande, su hijo pueda cuidarse solo y lo envíe a vivir a la ciudad.
BorrarMe alegro de haberte sorprendido, amigo de las letras.
Un fuerte abrazo, Edgar.
En un mundo donde solo existen los héroes y villanos, no es posible la relación entre el "normal y el monstruo" por eso este padre maternal que protege y cuida a su hijo en un hogar- refugio. Muy bien logrado, al final se da la vuelta al inicio, quienes lo acusan de un crimen son los de "afuera" y el padre lo libera en el "encierro" de la casa. Excelente!!
ResponderBorrarExcelente tu lectura, María.
BorrarMe alegro mucho de que te haya parecido así.
Gracias por tu visita y comentario.
Me recordó a "El extraño" (no estoy seguro de que ese sea el nombre) de Lovecraft. Muy bueno,saludos.
ResponderBorrarAsí es, Jorge. Ese está entre mis cuentos preferidos del gran Lovecraft, y sí, este tiene su similitud.
BorrarGracias por el comentario, terrorífico amigo.
La misma visión desde otra perspectiva distinta. Hay que ser un poco empáticos en esta vida y ponernos en el lugar del otro, aunque tengo un ojo de más y un brazo de menos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Bien dicho, María. Muchas gracias por tu comentario, amiga.
BorrarTe mando un abrazo con mi brazo de menos.
Yo lo entendí de otro modo, el padre con tres ojos y un solo brazo sabe de la crueldad de las gentes de la ciudad. Gente con, posiblemente, dos brazos y dos ojos, todos tan iguales y odiando tanto al diferente...
ResponderBorrarAsí que quiere proteger a su hijo de todo el daño que puedan causarle porque, si a el con un brazo de menos y un ojo de más le han hecho sufrir... qué no harán a su hijo, ¡enorme y con un ojo de menos y un brazo de más!.
Me ha encantado tu cuento. :)
Es una visión muy interante la tuya, Eme. :) El padre sabe bien lo que le espera a su hijo por experiencia. Se trataría entonces de una familia de monstruos, o quizás los habitantes de esa ciudad sean los verdaderos monstruos debido al odio que cargan.
BorrarMuchas gracias por dejar tu reflexivo comentario.
Aunque no soy del mundo del terror me gusta leer alguno de tus relatos ,y por eso te he nominado PREMIO LITARCHIS espero que lo recojas en mi blog . Un saludo
ResponderBorrarMe alegra que te gusten. De todos modos solo algunos de mis cuentos entran en la categoría "terror".
BorrarGracias por el premio, María. Pasaré por tu blog.
Muchas gracias por el comentario, amigo poeta. Supongo que con tu profesión poco convencional te debes haber sentido alguna vez como el "pequeño" cíclope.
ResponderBorrar¡Un abrazo, Oskar!
Inesperado.....fantástico. Yo a veces me siento un cíclope de tres brazos tambien...
ResponderBorrarMe alegro de no ser el único, Ana.
BorrarGracias por el comentario :)
Un padre que por amor y protección hacia su hijo creó una prisión a la que llamó hogar. Debió explicarle lo que era para que no sufriera pero sobretodo para que se aceptara.
ResponderBorrarUn relato lleno de amor pero falto de comprensión y libertad.
¡Muy bueno!
Un abrazo.
Así es, Irene; tal vez su método no haya sido el mejor, pero su intenciones eran buenas.
BorrarMe alegra que te haya parecido así.
¡Abrazo!
Un relato que un padre no normal protege a su hijo del lugar que no lo ibana comprender como eran . Un abrazo
ResponderBorrarYo también creo que no lo iban a comprender, María.
BorrarGracias por dejar tu comentario.
Abrazo!
Felicitaciones Federico, como siempre tus monstruos tienen historias de lo más curiosas para contar. Abrazo compadre.
ResponderBorrarGracias por el comentario, Andrés.
BorrarMis monstruos y yo te enviamos un abrazo.
Sí, no es lugar para él. Los hombres no estarían preparados para recibirle.
ResponderBorrarTierno relato, Federico ^^ El amor de un padre. Me gusta :)
Abrazo!! Y hasta la próxima ;)
Te agradezco el comentario, Carmen.
BorrarMe alegra que te haya resultado tierno la historia de este cíclope.
Mis garras te abrazan :)
He leído uno o dos comentarios, pero ya está todo dicho. Como siempre, juegas con el doble sentido en tus historias, o con una reflexión. Tus relatos se caracterizan por el fondo (aunque también esa forma tan fluida, fresca y ligera), y este no iba a ser menos. Un padre protegiendo a su hijo, ya que es diferente a los demás, y sabe que no lo aceptarán. Una nueva crítica a la humanidad y la sociedad. No me había dado cuenta del brillante e ingenioso detalle del ''ojo de más'' y ''un brazo menos'' hasta que no he leído el comentario de Isidoro. Entonces me he dado cuenta de que claro, al estar narrada desde la perspectiva del hijo, describe al padre comparándolo consigo mismo. Esto demuestra lo bien pensada que está la historia, a pesar de su brevedad. Un abrazo, Compañero Oscuro.
ResponderBorrarTe agradezco la atenta lectura y comentario, Ricardo.
BorrarAsí es; desde la perspectiva del muchacho cíclope, el padre era un monstruo. Todos somos el monstruo de alguien.
Me alegra que te haya parecido así mi cuento, compañero de letras tenebrosas.
Un fuerte abrazo!