Sostienes mis garras con ojos de ilusión, mientras yo solo lastimo tus manos.
Besas con dulzura cada tramo de mi piel: lo normal, y también lo deformado.
Acaricias de memoria mi espalda irregular, esquivando cada herida supurante.
Esperas que cambie y confías en mí mas soy un monstruo, y no puedo amarte.
No podemos cambiar fácilmente aunque tengamos todo a favor. Me encanta Federico :) Sostengo garras y doy abrazos!! Uno para ti ;)
ResponderBorrarMe alegra que te haya gustado tanto, Elena.
BorrarMis garras también te abrazan :)
El monstruo ganó la partida a la inocencia, como en la vida misma cada vez que no aceptamos la realidad.
ResponderBorrarCordiales saludos y ¡feliz fin de semana!
Así es, Estrella; se trata de la aceptación de la realidad.
BorrarGracias por el comentario. Buen fin de semana!
Un monstruo escondido en las caricias y la inocencia. Un abrazo
ResponderBorrarEscondido pero monstruo al fin.
BorrarGracias por el comentario, María.
Abrazo!
Vanas ilusiones. En este micro la bestia no es redimida por el amor. No hay nada que hacer por eso es doblemente monstruo.
ResponderBorrarBuen micro!
Me alegra que te haya parecido bueno, Yolanda.
BorrarAsí es, en este caso no había nada que hacer.
Saludos!
La bella y la bestia, quizá. Un amor dulce y a la vez apasionado puede dulcificar al más abyecto de los monstruos y enternecer al más duro y reprimido amante. Acaso no dicen que el amor lo puede todo?
ResponderBorrarUn abrazo.
La otra persona parecía estar dando todo de sí, pero el monstruo no puede o no quiere cambiar. Habrá que esperar, tal vez el amor lo pueda todo.
BorrarAbrazo, Josep!
Federico
ResponderBorrarMe ha hecho pensar en todos esos amores que intentan redimir al monstruo y por más amor que se da, a veces no se puede...
Espero que nunca te pase eso, Conxita.
BorrarGracias por la reflexiva lectura y comentario!
Federico un claro llamado a hacer conciencia de que debemos aceptar la realidad, nada de engañarnos con falsas ilusiones, nadie cambia a nadie, somos lo que somos y aceptarlo y que nos acepten como tal, es la única forma de demostrarnos amor.
ResponderBorrarÁmame como soy, no ames la imagen de lo que quieres que sea.
Un excelente micro de micros, gracias, te saluda el monstruo que llevo en mí.
Una gran lectura y reflexión la tuya, Harolina.
BorrarMuchas gracias por el comentario.
Saludos a ti y a tu monstruo.
Creemos que se puede cambiar a las personas, cuando la realidad es que es esencia y (su/nuestra) identidad es invariable.
ResponderBorrarEl amor nos vuelve ciegos y maleables.
Precioso, un abrazo.
Duro pero cierto, Irene.
BorrarMe alegra que mi poema sobre un monstruo deformado, de espalda irregular y heridas supurantes te haya parecido precioso.
Abrazo!
Excelente el significado de tu relato, me gustó mucho-
ResponderBorrarMe alegra que te haya gustado, Raquel. Sobre todo porque creo que lo que más te gusta son mis cuentos de terror.
BorrarAbrazo!
Oh! Fede! Sigue acariciandome con tus negros versos de terciopelo. Cambiaré, lo Prometo! ;)
ResponderBorrarTanto tiempo sin verte, amigo...
BorrarNo quiero que cambies, me agradas así como eres :)
Abrazo, Migue!
Aún en textos tan pequeños haces que el horror termine siendo grandioso...
ResponderBorrarComo siempre ¡genialidad la tuya Federico!.
¡saludos!
Una alegría leer tu comentario, Tere.
BorrarMuchas gracias por las palabras.
Un saludo!
Muchas gracias, amigo poeta.
ResponderBorrarUn honor recibir este comentario de tu parte.
¡Un fuerte abrazo, Oskar!