sábado, 6 de agosto de 2016

CUESTIÓN DE PIEL






No podía dejar de pensar en lo que me había ocurrido aquella tarde. ¿Qué otra cosa podía hacer más que recordar mientras viajaba en un sucio tren? ¿Qué otra cosa podía hacer más que sentirme miserable mientras viajaba junto a miles de personas con caras tan tristes como la mía?

«Sácate la camisa; siempre te la dejas puesta»

Era la tercera vez que estábamos teniendo relaciones y era cierto, no me había desnudado las veces anteriores. No tenía excusas para no hacerlo esa vez; hacía un calor de mil demonios.

Debí habérmela dejado puesta. Claro que si pudiera volver al pasado, habría puesto una excusa para irme antes de que ocurriera algo. Pensándolo bien, preferiría haberle hablado de mi problema para que así se fuese preparando. Pero si de verdad pudiera volver el tiempo atrás, viajaría a aquel día en mi niñez en que me quemé el torso por completo.

Ocurrió lo de siempre. Me preguntó cómo me hice la cicatriz y luego se hizo tarde y se fue. No volvió a llamarme y, misteriosamente, estaba siempre ocupada cada vez que la invitaba a salir.

Apenas me vio desnudo percibí su rechazo. Mi pecho y abdomen están deformados. Parece que me hubieran arrancado la piel y, luego de hacerla añicos, la hubiesen acomodado en un rompecabezas surrealista donde ninguna pieza encastra a las adyacentes. Un escenario de horror y muerte; un mapa a escala con relieve del mismísimo infierno. 

Mi marca siniestra hizo que se olvidara de mi rostro y de mis brazos. Siempre me los halagaba, y decía que con mi bella cara y mis músculos irían muy bien unos tatuajes. Pensé alguna vez en tatuarme, pero ya llevo suficientes marcas en la piel. 

Todos buscan princesas y príncipes azules, pero no saben que en este mundo no hay más que brujas y caballeros negros que distan mucho de ser perfectos. Cuando comencé a conocerla, también descubrí sus imperfecciones: constantes cambios de humor, problemas en el trabajo, y hasta un ex novio obsesivo que la acosaba en los momentos más inoportunos. No dejé de interesarme en ella por esas cuestiones, pero a mí no me perdonó ni un solo defecto. 

Por fortuna aún no pierdo la capacidad de asombro. Es que el mundo está lleno de belleza y, sin importar que tan tristes estemos, es imposible hacer caso omiso de ella. Así me ocurrió cuando conocí a la hermosa joven que sube al tren todos los días en la misma estación. Siempre se sienta sola, y no deja de mirar a través de la ventanilla en todo el trayecto. 

Ese día fue diferente; una señal divina quizás, no lo sé, pero era justo lo que necesitaba. La joven me hizo un gesto extraño cuando notó que la estaba contemplando; fue una sonrisa casi imperceptible. Me dio entonces la sensación de que le había gustado; al menos hasta que me viese desnudo. 

En la siguiente estación bajaron los demás pasajeros y nos quedamos solos. No podía quitarle los ojos de encima; deseaba que me volviera a sonreír para ir a sentarme junto a ella sin dudarlo. 

Era tímida, justo como a mí me gustan, y el largo cabello negro le tapaba el rostro. Su estilo era gótico, o dark, o tal vez punk; no sé mucho de eso, pero imaginé que alguien así apreciaría el lado oscuro de la vida y tal vez encontraría atractiva a mi quemadura. ¡Qué sé yo! La búsqueda de amor nos hace inventar historias tan absurdas… 

En un momento volvió a mirarme y se le escapó otra leve sonrisa. Entonces sí, me levanté y me acerqué a su asiento: 

―¿Puedo sentarme a tu lado? 

La joven asintió con la cabeza. 

Muchas veces he visto a un hombre acercarse a una mujer y hablarle sin parar, e incluso hacerla reír. Cuando eso sucede me dan ganas de preguntarle el secreto, puesto que yo no sabría qué decir en esos casos. Pero esa vez fui yo el simpático, y logré mantener una conversación de lo más agradable sin esfuerzo alguno. No hay secretos; es una cuestión de piel. 

Comenzó a hacer calor en el tren y me levanté para abrir la ventanilla. 

―¡No! ―gritó ella. 

Su grito fue tardío, y un viento frío la despeinó dejando a la vista todo su rostro. 

En ese momento comprendí por qué se cubría el perfil derecho. Parecía que le hubieran arrancado la piel y, luego de hacerla añicos, la hubiesen acomodado en un rompecabezas surrealista donde ninguna pieza encastra a las adyacentes. Un escenario de horror y muerte; un mapa a escala con relieve del mismísimo infierno.



40 comentarios:

  1. ¿Se quedará con ella? ¿O hará lo mismo que le han hecho a él? Bonita historia aunque un poco triste.
    Un besillo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. A mí también me gustaría saber qué ocurrirá con ellos :)
      Muchas gracias por el comentario, María.
      Otro besillo para ti.

      Borrar
  2. Que historia tan profunda Fede, una crítica a la sociedad y la superficialidad que nos rodea. Muy amena narración y con tu buen suspenso acostumbrado. Pero ¿se quedó con ella? ¡¡Responde!! 😘 Beso.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Les preguntaré si vuelvo a verlos en el tren.
      Muchas gracias por las palabras, terrorífica amiga Mendiel.

      Borrar
  3. Narración perfecta y fuída como siempre, Federico, con una gran profundidad. Y el final abierto no hace sino engrandecerlo. ¿Habrán encontrado nuestros protagonistas su media naranja? ¿Se horrorizará el narrador de las profundas cicatrices de la chica, olvidando las suyas?
    Muy buen trabajo, felicidades.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me hago las mismas preguntas que tú. Me alegro de que te haya gustado el final abierto de mi cuento.
      Muchas gracias por el comentario, Bruno!

      Borrar
  4. Para el final de este romance, prefiero pensar, "Lo esencial es invisible a los ojos"... Me gustò mucho el cuento.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me alegra mucho que te haya gustado mi romántico cuento, Raquel.

      Borrar
  5. Federico decir que me gustó, no sería algo nuevo para tí. Pero si decirte que tus finales dejan en mi profundas reflexiones que hacen que mi mente trabaje en invariables posibilidades para un final misterioso. Te felicito y como siempre a la espera de otra de tus obras para disfrutar. Un beso amigo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por las palabras, amiga.
      Una alegría lograr eso con los finales de mis historias.

      Borrar
  6. Quizá se entiendan o quizá aquello que parece unirles les separe como inexplicables barreras que únicamente ellos puedan comprender. Es duro recordar en todo momento tus propios defectos en cuerpo, o cara ajena.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muy interesante lo que dices, Mercedes.
      Muchas gracias por la reflexiva lectura y el comentario.

      Borrar
  7. Anónimo12 agosto

    Me encanta la propuesta de quien se encuentra con sus propios defectos en piel ajena. Es como el inverso de quien es muy selectivo al momento de decidir quién le agrada y cuando se topa con alguien que también es selectivo y resulta no agradarle pese a que quiera agradarle ¿reconocería el derecho del otro a ser tan selectivo o se sentiría molesto de alguna forma u ofendido quizá por la manera de actuar del otro? (creo que no me supe explicar xD).
    En fin, cosas que pasan. Muy bueno, Fede.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Creo haberte entendido :)
      Muy interesante la pregunta, Axl. Me alegro de haber invitado a esas reflexiones con mi cuento.
      Gracias por el comentario!

      Borrar
  8. Interesante y reflexivo Federico, una aparente cuestión de piel que se torna en algo mas profundo y menos superficial, dejando ver los traumas y complejos del ser humano. En contraposición con la física los iguales se atraen y los diferentes se repelen. Podrían llegar a amarse de verdad, pero mayormente este es un amor resignado y conformista. las feas soñamos con príncipes azules y las bellas con príncipes de verdad.En general nadie quiere tener a su lado a alguien que cargue con sus mismos defectos, desea ser aceptado como es por cualquier persona.

    Al hacer alusión al peinado intuí su defecto facial,una historia cruda y muy real, sabes llegar al corazón y dejas ver como la vanidad nos aleja de la verdadera belleza del Ser y el sentido de la vida.

    Otro detalle que provoca infelicidad es el propio rechazo, como no nos aceptamos como somos es muy difícil encontrar quien nos acepte.

    Como siempre un placer leer tus sabias letras amigo de la oscuridad.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muy interesante tu comentario, Harolina. Creo que el que terminen juntos y sean felices es un ideal. Dicen que la gente suele enamorarse de aquello que les falta, y es por eso que tantas parejas fracasan. Hay que aceptarse a uno mismo para aceptar los defectos y errores de los demás.
      Muchas gracias por iluminar mi oscuro blog con tus sabias palabras, amiga.

      Borrar
  9. Excelente historia estimado. Espero sigas escribiendo de esta manera. Un saludo

    ResponderBorrar
  10. 👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏...yo te agradezco mucho por el cuento, que más que cuento, parece el primer capítulo de una bella historia... Felicidades!!!!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Y yo te agradezco mucho por los aplausos y las palabras, Daniel.
      Un abrazo!

      Borrar
  11. Esta historia la tienes que continuar, esperamos otra entrega. Un abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario, María.
      No tenía pensado seguirla, aunque con otra historia (El corcel negro) algunas personas dijeron que sería interesante una continuación, y un día se me ocurrió cómo seguirla y lo hice. Quizás se me ocurra algo y continúe esta también.
      Abrazo!

      Borrar
  12. Saludos Federico, muy bueno tu cuento. Dos rompecabezas surrealistas, de repente así logran compaginar las piezas y completarlo, eso espero :). Éxitos y bendiciones!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. A mí también me gustaría que así sea :)
      Me alegra que te haya parecido así, Mery.
      Muchas gracias por las palabras!

      Borrar
  13. MMMMhhhhh dejaste un final muy abierto, en el que todo es "una cuestión de piel". A veces creemos que somos los únicos incomprendidos hasta que encontramos con alguien que puede ser que tenga algo peor que lo nuestro.

    Creo que así le paso al pasajero del tren, incluso a la pasajera, que seguramente ya se enteró de la cicatriz que el lleva en su dorso, pues cuando dos personas sufren de un mismo mal hay mucho en común que contarse.

    ¿Se quedarían juntos? esa pregunta si es complicada, puesto que a veces por mas parecido que tengas con una persona, a veces no lo logras ver y la dejas ir.

    Todos tenemos cicatrices, lo malo es que los que las tenemos en la piel nos juzgan de inicio, al contrario de los que las llevan en el alma que las sacan a lucir cuando ya es demasiado tarde jajajaj irónico jaja

    Saludos y que agradable es disfrutar de tus relatos, Federico.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muy interesante lo que escribiste, y sí, puede llegar a pasar cualquier cosa entre ellos, aunque me gusta pensar que van a terminar juntos.
      Todos tenemos cicatrices, es verdad.
      Me alegra mucho saber que disfrutas de mis relatos, Tere.
      Muchas gracias por el comentario!

      Borrar
  14. Soy nueva en tu blog y me te enamorado de tus letras,fue un placer leerte,se de esos temores de mostrarte cual imperfecto eres y el miedo a ser juzgado,gracias

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Una alegría leer tu comentario, Meredith.
      Eres bienvenida.
      Gracias a ti por el comentario.

      Borrar
  15. Incertidumbre ??,perfecto!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Me pareció que así cada uno se preguntará qué haría en el lugar del protagonista. Que haya o no un romance, ya es otra historia.
      Gracias por la visita y el comentario, Luis!

      Borrar
  16. Sin palabras, solo mi admiración como siempre.

    ResponderBorrar
  17. Cuestión de piel, ya lo creo, una piel que habla del lado oscuro de la vida, de los accidentes injustos y las consecuancias injustas para quienes los padecen. Es inevitable sentirse atraído por quienes nos comprenden, espero que para estos chicos la relación vaya más allá. Creo que soy una romántica incurable :))

    Muy bueno, Federico, como siempre. Tu narrativa enamora y transporta :))

    ¡Un abrazo!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Tal vez seas una romántica incurable, pero me gusta como piensas. Ojalá a estos chicos les vaya bien.

      Un gusto tenerte de visita y leer tu comentario, Julia.

      Un fuerte abrazo!

      Borrar
  18. Me gustó lo que te escribió Tere, sobre las cicatrices en la piel o en el alma. Yo creo que tu relato da para pensar en cualquiera de ellas, en uno tomado literalmente, en el otro como metáfora.
    Pero yendo al cuento... es magnífico, confronta a un igual y se mira en ese espejo sin saber qué hacer. No se me ocurriría un final. Pero he de decir que espero que logre pasar la prueba y se olvide de esa cicatriz para ver a la persona que tiene en frente.
    Un abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muy interesante lo que dices de leerlo de dos maneras diferentes al relato, Mirna.
      Me alegra mucho que te haya parecido así el cuento.
      Te agradezco la atenta lectura y el comentario, amiga.

      Abrazo grande!

      Borrar
  19. Excelente, Federico. Sin dudas me recordó a "La noche de los feos" de Benedetti. Sin embargo, tu cuento es menos esperanzador que el uruguayo. Me gustó mucho el final de sorpresa.
    Nos seguimos leyendo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Miguel!
      El cuento que nombras me encanta. Tiene algo de él, es cierto, y "mi marca siniestra" es un guiño precisamente.

      Un abrazo!

      Borrar
  20. Anónimo17 abril

    Profe; sin duda mi relato favorito.

    ResponderBorrar

GRACIAS POR COMENTAR Y POR COMPARTIR.