Debí reír.
Como de esa sombra proyectada
por una pequeña araña.
O el ulular de mi ventana
que no era más que viento entre las ramas.
Me dejé llevar
por una simple figura bidimensional.
Envase vacío que yo
me encargué de llenar.
Y así seguí,
perdido en laberintos de sombras,
corriendo por los gritos de un fantasma.
Hasta entender que había visto en ti
algo que no estaba ahí.
Un poema que resalta la viva expresión del miedo, y a causa de él, lo que la imaginación puede hacer. Pero también nos revela ese darnos cuenta de la verdadera identidad de alguien que creímos era diferente y resultó ser un horrible monstruo.
ResponderBorrarTe ha quedado genial ese versar sobre ese espectro fantasmal que descubrió de repente, al hacerse la luz en su realidad.
Debí reír, me dejé llevar y así seguí, por haber visto en tí, algo que no estaba ahí. O quizás si estaba y al principio no lo ví...
Federico me ha gustado y sorprendido ese juego de palabras, esos versos casi oscuros. Esa terrorífica imagen dice mucho más que el poema.
Me alegra volver a leerte, que pases un buen fin de semana
Hola, Harolina!
ResponderBorrarSiempre es una alegría tenerte de visita en mi rincón lleno de monstruos y espectros.
Me gustó cómo te quedó el resumen que armaste; un mini poema.
Te agradezco mucho las palabras. Buen fin de semana.
Hasta que la oscuridad me vuelva a iluminar para un nuevo escrito.
👌
ResponderBorrar:)
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