viernes, 20 de enero de 2017

EL HOMBRE DEL TIEMPO - Capítulo 12





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CAPÍTULO 12



Los años seguían pasando, pero su vida se había detenido. Los viajes en el tiempo no le permitían vivir el presente; se habían convertido en una obsesión, el libro mágico era la única luz que veía desde el fondo de su abismo.

Oscar se dirigió a la habitación secreta y apoyó las manos sobre el texto como quien las apoya sobre los pies de un ángel:

―Pienso que el día que fui con Clara a los bosques de Ezeiza fue crítico. Por la noche discutí con ella y al poco tiempo nos terminamos separando. Creo que esa fue la última vez que pasamos un día entero juntos y durante años me atormentó la idea de que pude haber hecho algo para mantenerla conmigo.


Despertó un domingo soleado y preparó los sándwiches más prolijos de su vida; con mayonesa extra, como a ella le gustaba.

La pasó a buscar antes del mediodía y tomaron la autopista.

El día estaba estupendo. Los adultos rodeaban las parrillas mientras los niños jugaban entre los árboles. Todos parecían mucho más felices que ellos dos, o al menos eso fue lo que él sintió al verlos.

Armaron el picnic cerca del río y Oscar se sentó expectante sobre la manta. Clara se arrodilló con un gesto cansado, y apenas probó bocado.

El tiempo pasaba y ella respondía con monosílabos. Oscar dudaba si era mejor regresar antes de que ella se lo pida aburrida, pero también temía que fuese ella la que terminase diciendo que se fueron demasiado temprano porque él así lo quiso.

Fue al auto en busca de un cuaderno, y al regresar le arrancó una hoja. Esperó a que ella le preguntara qué estaba haciendo, pero no dijo nada.

Luego de varios dobleces, por fin le preguntó:

―¿Qué estás haciendo?

―Una grulla ―dijo él―; una grulla de papel.

Clara apenas esbozó una sonrisa.

―Eso es lo único que sé hacer en origami ―continuó Oscar―: una estúpida grulla de papel.

―No. No es estúpida. Me gusta. ¿Me enseñás a hacer una?

Oscar arrancó otra hoja del cuaderno y le fue indicando cómo hacerla. La de Clara no quedó muy bien, pero él le dio ánimos.

―La primera vez que hice una, me quedó mucho peor.

―¿Peor?, ¿eso significa que la mía quedó mal?

Él no supo qué más decir, no entendió si aquello se trataba o no de una broma. Tomó entonces ambas grullas y la ayudó a levantarse.

―Vení. Vamos a llevarlas al río.

Pusieron ambas figuras sobre el río y éste las llevó, una al lado de la otra.

Por momentos una pequeña corriente las separaba y luego se volvían a juntar. Pronto llegaron a una enorme roca en medio del río y, por cuestión de centímetros, una fue por el lado derecho y la otra por el izquierdo. Al terminar de atravesar la roca volvieron a juntarse, y el hecho de que una haya ido por un camino y otra por el otro no hizo diferencia alguna.

Oscar y Clara vieron a las grullas alejarse hasta perderlas de vista, sin saber hasta dónde seguirían una al lado de la otra.

Comenzó a oscurecer, y Oscar le preguntó si quería ir a cenar. Recordaba que pocos días después ella había terminado la relación, aunque jamás terminó de comprender el motivo. Las palabras de Clara no fueron precisas aquella noche, pero la idea general fue que él no parecía estar listo para una relación seria. Oscar siempre pensó que, de haber expresado sentimientos más profundos para con ella, podrían haber seguido juntos.

Hacía unos meses había comprado un anillo, pero la relación había empeorado y la idea de ofrecérselo se postergó de manera indefinida. Esa noche llevaría el anillo.

Estaban terminando el plato cuando Oscar hizo la pregunta:

―Clara ―dijo mientras sacaba el pequeño estuche del bolsillo del pantalón―, ¿te querés casar conmigo?

El diamante del anillo se reflejó en sus pupilas.

Clara hizo una pausa antes de responder, y luego dijo sin mirarlo:

―Necesito tiempo para pensar.

Luego se disculpó y se retiró del lugar. Durante las siguientes horas no atendió el teléfono, hasta que por fin Oscar recibió un mensaje de texto:

«No estoy lista. No puedo darte lo que necesitás. Perdoname».




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8 comentarios:

  1. Pobre Oscar. Me da pena. Nada le sale como desea. Quizá cuando por fin logre revivir algo que tenga un final feliz se de cuenta de que ha malgastado muchos años de su vida y ésta se ha reducido enormemente. A no ser que decida (¿puede?) quedarse para siempre en ese momento del pasado, cambiado por entero su futuro. Me tienes realmente intrigado.
    Un abrazo.

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    1. Me alegra tenerte intrigado y que te hayas metido en el relato de ese modo, Josep.
      Te agradezco mucho el comentario.
      Abrazo!

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  2. Al menos Oscar no desiste en encontrar la causa de su desdicha, ha hecho todo lo posible por descubrirlo, lo único que no sabe Oscar es qu precisamente esa ha sido la causa de su constante fracaso, cifrarlo todo en una culpa del pasado y hurgar sucesos que de vivir mirando hacia el presente hoy no tuvieran relevancia en su vida, una manera muy lastimera de enfocar la vida.

    Veremos que conclusiones saca de esto, si ese recordar o revivir episodios de su vida que ha considerado fallidos, pero que al fin y al cabo, solo han sido los pasos necesarios para construirse un futuro al que definitivamente le ha cerrado la puerta de golpe y porrazo, escudándose en su pesimismo y victimismo.

    Federico me ha encantado que sacaras a pasear a tu grulla de papel, la vi hermosa y segura de sí en esas aguas, que pena que Oscar y Clara no pudieran ver la hasta el final del camino, les habría dado una idea de su destino juntos.

    Buen fin de semana amigo, esta historia te ha quedado fantástica, no te apresures por ponerle un final, ya que en cada episodio nos regalas unas enseñanzas que se ramifican mas allá de la imaginación.

    Me ha encantado y atrapado tu hombre del tiempo.

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    1. Muchísimas gracias por las palabras, Harolina.
      Como siempre, una gran reflexión la tuya.
      ¿Será que a todos los hombres atraídos por Clara también les gustan las grullas de papel? :)
      Me alegro de haberte atrapado.

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  3. Y Oscar sigue buscando y buscando lo que no existe, por más que intente hacer las cosas diferentes, su pasado sigue escrito, su presente perdido y su futuro incierto.

    No veo por donde Oscar pueda recuperar su vida, cuando uno se pierde en el pasado es complicado regresar al presente, espero que encuentre alguien que lo saque de su obsesión por el pasado para que pueda recuperar su vida, de lo contrario esta historia tendrá un desenlace bastante triste.

    Final que espero con mucho entusiasmo porque se que no me defraudaras, sea cual sea éste, tu imaginación para terminar las historias siempre me sorprende.

    ¡Que tengas un excelente fin de semana!

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    1. Es cierto, quedan solo dos episodios y Oscar sigue buscando y buscando.
      Espero volver a sorprenderte con el final de esta historia, Tere.

      También te deseo un excelente fin de semana. :)

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  4. Tremenda alegoría y guiño de la grulla de papel, los caminos que toman son distintos, y el resultado sigue siendo el mismo. Fuera como fuera, aquella relación estaba predestinada a acabar en aquel momento.
    Un inspirado e inspirador capítulo de este mágico relato que llega a su fin.
    ¡Abrazo, Federico!

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    1. Me alegra que te haya parecido así este capítulo y su guiño, su guiño a la grulla de papel, su estúpido guiño a la grulla de papel.

      Muchas gracias por el comentario, Edgar.
      ¡Abrazo!

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